martes, 13 de mayo de 2014

REDUCIR LA POBREZA EN UN PERÚ CADA VEZ MENOS POBRE

LA POBREZA EN EL PERÚ
ARTÍCULO de La República:
La reciente presentación de las cifras de pobreza del 2013 del INEI nos trae buenas noticias. De un lado, la pobreza y la pobreza extrema en nuestro país siguen reduciéndose. Desde 2011, un millón de peruanos han dejado la condición de pobreza, y solo en este año hay cerca de 380 mil peruanos que dejaron la condición de pobres extremos. No solo se ha reducido la pobreza, sino que eso se logra con una desigualdad decreciente, y con un mayor acceso de los pobres a servicios públicos esenciales. Así, vemos que en nuestro país, el ingreso de los más pobres viene aumentando más aceleradamente que el de los más ricos; que la pobreza en la sierra y selva se viene reduciendo más rápidamente que en la costa, y que lo mismo viene sucediendo en la zona rural frente a la urbana. Encontramos que solo entre 2012 y 2013, la asistencia a educación inicial de los pobres paso de 60% a 66% (6 puntos porcentuales, p.p. mas); que la asistencia a secundaria creció en 2 p.p. para llegar a 72%; que la cobertura de seguro de salud de pobres creció de 65% a un notable 72%, y que incrementos similares se dan en el acceso a agua de red pública, luz eléctrica y telefonía celular (a la que hoy aceden el 72% de pobres). Quizás como nunca antes, vemos que brechas históricas vienen acortándose.
Las razones son bien conocidas: un dinámico crecimiento económico y políticas sociales que funcionan. Para el Perú el rol del crecimiento económico es central, estimándose que este es responsable por el 75% al 85% de la reducción de la pobreza. Y, en esto, la experiencia peruana dista de ser única: en las últimas décadas, para el mundo, se estima que el crecimiento explica entre el 70% y 95% de la reducción de la pobreza.
Significa esto que ¿podemos descansar en el crecimiento económico exclusivamente para reducir la pobreza en el futuro? ¿O será que en este mundo cambiante –en este Perú cambiante, donde la pobreza es cada vez menor– debemos apostar también a políticas que permitan reducir la desigualdad, para acelerar la reducción de la pobreza y continuar por la senda del crecimiento?
De modo recurrente, asistimos a una discusión que parece plantearse elvolcar la atención a políticas pro-crecimiento, vis-a-vis políticas para la equidad, como si las políticas orientadas a ambos objetivos fueran alternativas excluyentes. Esta discusión, además, tiene que ver con la principal apuesta política de este gobierno, resumida en "crecer para incluir e incluir para crecer". [Bonito lema, pero que lamentablemente está aún lejos de las realizaciones]. En otras palabras, en la apuesta de que tanto el crecimiento es necesario para la inclusión, como la inclusión necesaria para el crecimiento. Ambos son importantes, imposible pensar en uno sin el otro.
Quiero por tanto destacar dos ideas relacionadas con esta conclusión. La primera es una intuitiva: la pobreza extrema, aquí y en todas partes, se caracteriza por un acceso limitado a distintos tipos de capital: crédito para emprender negocios, infraestructura básica, capital humano, entre otros. Una política pública que la atienda, debe proveer la igualdad de oportunidad en términos del acceso a distintas formas de capital. Cada vez esto será más difícil de lograr solo por efectos del crecimiento, pues llegamos a un núcleo duro de esta pobreza (basta con recordar que la escolaridad media de un pobre extremo en el Perú es de menos de 6 años).
La segunda idea es que la mayor igualdad es esencial para el crecimiento sostenido. Literatura reciente y no precisamente desde la izquierda (Inequality and Unsustainable growth, two sides of the same coin?, Berg, A., y J. Ostry, FMI, 2011) demuestra que la desigualdad es un importante impedimento al crecimiento sostenido y a la reducción de la pobreza. En efecto, se encuentra que la desigualdad es un determinante clave de la (menor) duración de los ciclos de crecimiento, y es precisamente de esta duración, no de las meras aceleraciones o "picos", de donde resultan las ganancias de ingresos en el largo plazo. Así, países con distribuciones equitativas de ingreso tienen ciclos de crecimiento más largos.
La conclusión es que es importante enfatizar en políticas de crecimiento y distribución que se refuercen entre sí y ayuden a establecer las bases de un crecimiento sostenido. Existen políticas como las de esta gestión de gobierno –inversión en programas y servicios sociales eficientes– que son un "win-win": sirven a la equidad y sirven a la mayor productividad y crecimiento. Apostar por políticas para el crecimiento y la inclusión es necesario, pues de ambos depende nuestro real desarrollo. [Lamentablemente, el gobierno ha enfatizado más el asistencialismo –redistributivo, con poco énfasis en lo productivo- que el apoyo y promoción de la inversión privada, de la cual proviene el crecimiento y sus aportes fiscales y demás, que hacen posible la acción del Estado. Ver: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú].

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