miércoles, 18 de septiembre de 2013

EL PERÚ ESTA ANTE TODO


¡Es hora de comprometernos con el destino del Perú!

Por Pablo Bustamante Lampadia,
Más allá de las palabras torcidas, los lentes oscuros y las segundas intenciones con las que todavía muchos peruanos pretender juzgar nuestra realidad, lo cierto es que nuestro país ha vivido por uno de sus mejores períodos de desarrollo integral, con impactos muy positivos en lo económico y en lo social.
En Lampadia se ha destacado en innumerables ocasiones, cómo, durante los últimos veinte años y, más notoriamente, durante la última década, hemos crecido, disminuido la pobreza y la desigualdad, reducido la mortalidad infantil y la desnutrición crónica, hemos invertido, creado empleo de calidad y mejorado los ingresos de la población, con mayor incidencia en los pobres que en ricos, en las regiones que en Lima, en la sierra y la selva que en la costa, y en el espacio rural que en el urbano. ¿Difícil hacerlo mejor, no?
Sin embargo, no todo es color de rosa en este maravillosos y contradictorio país. Mantenemos deficiencias gravísimas en nuestros estándares de educación y salud, en la cobertura y calidad de nuestras infraestructuras y, en la calidad de nuestras instituciones. Pero eso no es todo, además se ha producido un peligroso desenganche entre los agentes económicos, ciudadanos y empresas, y los políticos y muchos de los estamentos del Estado.
Pero todavía hay algo aun peor que nos debilita como nación, la falta de liderazgo, el vacío de ideas y propuestas que abran los caminos a la consolidación de nuestro desarrollo.
¿Cómo es posible, que cuando atravesamos uno de nuestros mejores momentos históricos, unos se dedique a negarlo y otros a generar tal nivel de confusión, que nos ha llevado a una crisis generalizada de confianza?
Lo peor es que nuestros actuales líderes del mundo oficial y civil no salen al paso, a prender algunas luces que nos permitan ver la realidad con objetividad, con sensatez y consecuencia.
Hoy no falta futuro, como sucedió tantas veces en nuestra vida. ¡Hoy nos sobra futuro! Por ejemplo, el HSBC nos dice que ya para el año 2030 el 80% de nuestra población puede tener ingresos medios y altos y, para el 2050, el 90%, 50% con ingresos medios y 40% con ingresos altos. ¿Qué estamos haciendo para evaluar esta información y ver cómo podemos hacerla realidad? No mucho, nadie reacciona a este tipo de insumos para el análisis económico y social.
Haciendo un primer esfuerzo por promover una cierta reacción a esta contradicción entre nuestro avance económico y social con nuestras deficiencias de liderazgo y confianza, quiero rescatar algunas frases aleccionadoras de cinco “viejos sabios”, un empresario, un artista, un político, un periodista y un intelectual (más sabio que viejo):
“El Perú tiene las condiciones para ser un país desarrollado. Lo que falta depende de nosotros, la naturaleza nos lo ha dado todo. Necesitamos más y mejor educación, más minería y más institucionalidad”.
Alberto Benavides de la Quintana, Empresario.
“El Perú ha crecido de tal manera que los políticos tienen menos importancia. El pueblo tiene que seguir alzando su voz. Sin duda somos nosotros quienes haremos los cambios en el país”
Fernando de Szyszlo, Artista.
“El Perú tiene que construirse sobre la base del esfuerzo que constituye una posta humana, así como en una carrera de 4 por 100. Los cuatro corren y entregan la vara en las mejores condiciones posibles para ganar la carrera completa, igual es la obra de quienes resultan elegidos porque continúan una obra ya comenzada y no se trata de poner ni primeras piedras ni ser el Adán que está en el inicio de todas las cosas”.
Luis Bedoya Reyes, Político.
“Yo tengo una pésima opinión del empresariado actual, porque si tú te fijas en la historia peruana un poquito, antes tú te encuentras con lo que podríamos llamar el pensamiento de los empresarios, el pensamiento y la acción notables, todos fueron gente empresarial metida a la política y por eso tuvo la política la majestad y la eficiencia que tuvo”.
Arturo Salazar Larraín, Periodista.
“La política, lamentablemente, se ha venido desenvolviendo por carriles poco vinculados a la economía y a la sociedad. Y es más pasadista que futurista. Seguimos teniendo  fuertes rezagos de una cultura mental patrimonialista, de una visión del “Estado-como-botín”, y cargamos una pesada mochila de paradigmas obsoletos. Los partidos políticos no se han adecuado a los cambios”.

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