jueves, 23 de mayo de 2013

EL PODER DE LA BILLETERA SANGUNARIA


Las billeteras glotonas

“Yo tengo derecho a comer grasas trans”. Esta frase bien podría ser el titular de las diversas columnas de opinión, entrevistas, comentarios, y demás expresiones de ese subconjunto de la derecha que se ha alzado revolucionaria y ferozmente en contra de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes, promulgada recientemente por el presidente Humala. La conmoción parece abrumadora. Al grito de “libertades fundamentales o muerte” estos defensores de la libertad de elección (parece que únicamente a la hora de comer: ¿matrimonio homosexual? ¿Aborto?) han iniciado una campaña en contra de una ley que, para comenzar, no “prohíbe” nada.
 Como se señala en el texto promulgado, el objeto de la norma es la promoción y protección efectiva del derecho a la salud pública. Así de simple. Este no es un tema de libertad de empresa ni de elección, es un tema de salud pública y la salud es un derecho fundamental. Al ser un derecho fundamental, el Estado debe tomar cartas en el asunto. ¿Está mal velar por la salud de los ciudadanos? Pero aún yendo más allá, ¿acaso la ley está prohibiendo la posibilidad de consumir comida chatarra?
 El tema de fondo es, como imaginarán, la glotonería, sí, de ciertas billeteras afectadas por esta ley. Como indica un informe de Concor TV, en el año 2011 ingresaron 280 millones de dólares por concepto de publicidad de la llamada comida chatarra a los canales de televisión. No es de extrañar por tanto, que una ley que norme la publicidad y determine estándares en los cuales debe enmarcarse, sobre todo al dirigirse al público menor de 16 años, haya generado tanto malestar no sólo por parte de publicistas sino, sobre todo, de aquellos medios de comunicación que tan beneficiados se ven por estas cifras tan gordas.
 El interés no es, entonces, el disfraz de la libertad de elección que, nuevamente, no es vulnerada en tanto no hay prohibición en la norma. Pero la desesperación ha sido tal que no ha faltado por ahí quien alarme sobre el “rumbo chavista” que estaría tomando el gobierno de Ollanta Humala con medidas como esta. Habría que indicarles a estos personajes que el país vecino, Chile, a quien suelen endiosar en muchos casos, ha aprobado una ley en el mismo sentido sólo que resulta bastante más radical que la peruana (ver aquí). ¿Será que el fantasma chavista habita también en Chile? Pero vamos más allá y veamos a Estados Unidos donde nada menos que la primera dama, Michelle Obama, es una importante líder en el tema de la lucha contra la obesidad y la promoción de alimentación saludable. No ha tenido reparos en indicar que el hábito de alimentarse con comida chatarra resulta perjudicial. Al igual que la ley recién promulgada, ella indica que el tema no es la prohibición sino el fomento de una alimentación saludable.
 Pero la derecha no parece conformarse ni contenerse. Cecilia Valenzuela en Willax TV presentó un vídeo revelador (¿?) donde se ve  al actual presidente Humala, entonces candidato, saliendo de un establecimiento de Bembos con su esposa y una de sus hijas con la intención de demostrar que el mandatario no debería promulgar una ley como aquella que discutimos. Es un sinsentido, toda vez que nadie prohíbe a un padre ni a ningún ciudadano pasar por un Bembos, KFC, Mc Donalds o lo que fuere. La manipulación por parte de estos señores es tremenda. Al son de “hamburguesa que no ha de comer, señor presidente, déjela vender” (sic), Valenzuela es la demostración máxima del temor de las billeteras glotonas.
 La Organización Mundial de Salud ha reconocido y aplaudido esta ley. La Asamblea General de la ONU aprobó en el 2011 la resolución en que se recomiendan medidas como la ley aprobada. El Perú ocupa el octavo lugar en obesidad infantil según la OPS. Estos datos, no pueden ser ignorados. La salud es un derecho y resguardarla es un deber público.
 Esperemos ahora que el Presidente Humala no termine reculando, vía reglamento o de cualquier otra forma, como con la compra de Repsol.

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