domingo, 21 de julio de 2013

PARLAMENTO TENDENCIOSO Y TEMERARIO DE REPARTIJA

Blues post repartija

Por: AUGUSTO ÁVAREZ R.
Ojo, pare, cruce, tren en la increíble política peruana.
 
Algunos creen que a este invierno se le podría adelantar una primavera política por la sensación de hartazgo por los políticos, y otros sienten un déjà vu pre autogolpe del 5 de abril, pero incluso si todo esto careciera de fundamento, la situación actual es preocupante.
Hace cuatro domingos, esta columna planteó, cuando Brasil convulsionaba, quince factores de riesgo en el Perú que no implican que acá se repetirá ese fenómeno, pero que son indicios a tener en cuenta.
Aquí un resumen de estos con la constatación de que, salvo en la reelección conyugal, en todos ha habido un deterioro en el último mes:
1. Pérdida de credibilidad de la política por la sensación de que todos son corruptos. 2. Partidos sin capacidad de representación. 3. Fuerte caída de la aprobación a la ‘pareja presidencial’. 4. Caída de la confianza empresarial. 5. Economía con síntomas de debilitamiento. 6. Contexto internacional desfavorable. 7. Gobierno distanciado de todos los partidos. 8. Gobierno con dificultad de oír a la calle. 9. El principal aliado del gobierno (Perú Posible) de capa caída. 10. Adelanto electoral. 11. Agravamiento del conflicto gobierno-oposición. 12. Conflictividad social en camino. 13. Gabinete flojón sin capacidad de respuesta política. 14. Sensación de un gobierno que empieza a jugar sucio. 15. Reelección conyugal.
Por otro lado, el doble juego exhibido por el presidente Ollanta Humala en el recule de la repartija, donde primero avaló la propuesta llevada al Pleno y ordenó a su bancada a votar por ella, y luego les quitó el piso, al calor de la protesta, produjo sospecha de la intención de desprestigiar al Congreso y, en general, a la política. O sea, mismo Alberto Fujimori hace dos décadas.
¿Hasta dónde puede llegar el hartazgo social por la política? Nunca se sabe, pero mejor es tomar las previsiones por si ocurre lo peor. ¿A quiénes alcanza el desprestigio? De eso no hay duda: a todo el elenco.
¿Es consciente el gobierno de esto? Ojalá, pero hay motivos para la duda. Si lo fuera, no habría empujado tanto esta repartija de consecuencias tan fáciles de predecir.
Este gobierno ha demostrado capacidad de rectificar, como ahora con el aval a las designaciones impresentables, o la reelección conyugal o la casi compra de Repsol. El problema es que se demora tanto, que acaba comiéndose todo el costo político.
Por ello, pierde credibilidad y confianza en la población, la inversión privada y los partidos, con el saldo de quedar cada vez más aislado.
Ojalá que en estas Fiestas Patrias traigan un equipo ministerial reajustado, y un mensaje presidencial que cambie este escenario, devuelva la ilusión y restituya la confianza.
Hasta entonces, esta columna se toma un descanso. Nos vemos aquí, otra vez, el domingo 28 de julio.

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