Dos por uno
Por: Cecilia Valenzuela
Que Maduro “integre ya un gobierno de Salvación Nacional, incluyendo a Capriles, para salvar al país de una guerra civil”, dijo el viernes último a través de CNN, Heinz Dieterich, un sociólogo marxista nacido en Alemania Oriental, pero radicado hace muchos años en México. Asesor e inspirador de Hugo Chávez, es el creador de la frase y la filosofía del “Socialismo del Siglo XXI”.
A estas alturas, y por decir lo menos, las palabras de Dieterich son la versión utópica de su propia teoría; ante la grave situación que vive Venezuela, Dieterich queda como un intelectual candoroso que cree que detrás de Maduro están solo sus limitaciones intelectuales, su falta de liderazgo; su vileza.
“Se invita a Capriles y se le ofrece institucionalmente su participación, un negocio. La política es negocio, hacer alianzas según intereses. Un sector del gobierno [de Maduro] necesita hacer una maduración para hacer esta oferta” sostiene Dieterich desde su puesto de investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana en Ciudad de México.
Acaso ignora que detrás del chavismo, encabezado ahora por Maduro, está la cúpula militar cubana, sus negocios y sus propios intereses. ¿Acaso no sabe que “La Revolución” que ahora maneja Raúl Castro no podría continuar sin los miles de barriles de petróleo que Cuba recibe de Venezuela?
Cada vez es más evidente que quien manda en Caracas es el G2, el servicio de inteligencia cubano, y los dirigentes del Comité Central del Departamento América. Son ellos los que han ordenado la persecución contra la prensa venezolana, y contra la extranjera. Son ellos los que mantienen restringida la libertad de movimiento en ese país.
Es la impunidad a la que los cubanos están acostumbrados, la que le hizo pensar al asesor político del canciller Elías Jaua, que podía torcer y manipular el blando comunicado emitido por Unasur, sin que la comunidad internacional se diera cuenta.
Para analizar la posición de un régimen como el de Maduro, hay que analizar sus objetivos. Aun izquierdistas como Dieterich saben que el “Socialismo del Siglo XXI” ya no es más que una frase. Una utopía sin salida económica ni social.
De la sobrevivencia del régimen de Maduro depende la salida negociada y airosa de la camarilla de comunistas cubanos que manejan la Isla mientras se roban las empresas dedicadas al turismo, a la construcción, a la industria de la caña, del tabaco, pero sobre todo a la fabricación de armas. El asalto, al estilo postsoviético, que hace años vienen planeando.
Si cae Maduro, en cambio, caerá también la cúpula militar cubana y quizá, el resto de latinoamericanos nos podamos librar de sus militares sueltos en plaza, traficando con las armas, los aparatos de espionaje, y el entrenamiento que como ex agentes puedan proporcionar.
La caída del régimen dictatorial de Maduro podría acortar los plazos para la caída de la dictadura de los Castro. La resistencia de los venezolanos podría terminar de salvar a los cubanos y al resto de América Latina. Nos liberarían de las mafias de ex agentes de inteligencia que saldrían al mercado del crimen si permitimos que el castrismo se recicle en la impunidad.
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