viernes, 28 de febrero de 2014

IZQUIERDA PIDE LA CABEZA DE CASTILLA

La hora de la izquierda4

 por:  marco sifuentes
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Tengo que admitir que soy uno de los se reía cada vez que la izquierda salía a marchar enarbolando la renuncia de Castilla como una de sus principales banderas de lucha.
“Demandamos el cambio de la política económica neoliberal, que ha generado un crecimiento sin inclusión social, crisis en la industria y el agro nacional”, decía, por ejemplo, Siomi Lerner. A continuación, el empresario izquierdista explicaba que Castilla era el responsable de básicamente todos los problemas del país.
Luego aparecían las demandas del Frente Amplio: la industrialización y diversificación de la economía, la defensa del mercado nacional ante la competencia de productos importados y, por supuesto, la anulación de medidas que penalizan la protesta social. Ya saben: lo usual.
El problema es que, vamos, Siomi fue el primer Premier de este gobierno nacionalista. Y Luis Miguel Castilla fue SU ministro de Economía. Según la Constitución, se supone que los ministros son nombrados a propuesta y con acuerdo del Presidente del Consejo de Ministros. O sea que, según la teoría, Lerner estuvo de acuerdo con el nombramiento del ministro cuya renuncia su Frente anda pidiendo por allí.
Digamos que ahorita, después de la absurda crisis Villanueva, sería el momento perfecto de pedir la renuncia de Castilla, ¿no? Seguro Siomi vio de lo que Castilla era capaz y por eso pide su renuncia, ¿no? Seguramente. Lo malo es que sus argumentos no convencen. Es decir, el cambio de Castilla no se pide porque el señor se ha convertido en un Premier en la sombra, excediendo sus facultades de simple ministro. No. El Frente Amplio pide que el señor se vaya porque así “cambiará la política económica neoliberal”. Zzzz. ¿Realmente creen que un discurso como ese sintoniza con la población? Ya pues, en serio. Así, cualquier pedido de renuncia, incluso en una circunstancia como la actual, queda en offside.
A lo que voy es que la actual hubiera sido una excelente circunstancia para relanzar cierta plataforma de la izquierda, si es que ésta supiera expresar de una manera ligeramente empática sus propuestas, en vez de encerrarse en dogmas y pretender imponérselos a la gente de a pie. Hubiera sido. Pero después del infame comunicado defendiendo al dictadorzuelo venezolano, la verdad, casi no vale la pena gastar bytes en la izquierda peruana.
No soy el primero ni seré el último en decirlo pero, en serio, amigos de izquierda, ¿no se han dado cuenta que una de las exigencias de la izquierda, exactamente al ladito de la renuncia de Castilla, es la anulación de medidas que penalizan la protesta social? ¿“Protesta social”, les suena? ¿Como en Venezuela? ¿Ese gobierno súper impopoular en el Perú? ¿Zas? ¿No, nada?
Si la izquierda hubiese sabido jugar sus cartas, este habría sido el momento perfecto para atacar a una de sus bestias negras. Más allá de toda ideología, se ha hecho más evidente que nunca que no sólo Nadine se ha excedido en sus atribuciones. Pero no. Han decidido aislarse, hablarle a los conversos y jugar para la tribuna de los amigos extranjeros. Tampoco es que sea muy sorprendente. Nunca han actuado de otra forma.

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