El Fuji Retrato
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Fujimori iniciará cada capítulo de su libro “Memorias Desde mi Encierro” con una pintura.
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El impactante autorretrato de Alberto Fujimori que ilustra estas páginas fue terminado en un solo día y servirá de portada del libro “Memorias Desde Mi Encierro”, que se supone será publicado antes de fin de año.
“Los colores, el árbol con hojas caídas y la imagen tienen un profundo mensaje”, fue el recado que acompañó su envío a CARETAS.
El párrafo inicial del texto que consignó con el cuadro tampoco deja muchas dudas sobre su estado de ánimo:
“En el silencio sepulcral de mi encierro, soportando con estoicismo la injusticia de una condena, hoy que no ha venido nadie a visitarme, observo la situación de la patria”, comienza escribiendo el 12 de agosto.
El expresidente iniciará cada capítulo de su libro con un dibujo. Del tono de este primer texto se desprende el carácter reivindicativo que busca.
“Mi gobierno puso en práctica una estrategia integral y avanzamos sin pausa en el frente externo hasta resolver el complejo problema fronterizo con el Ecuador y los asuntos pendientes con Chile”, recuerda el exmandatario que purga condena en la Diroes. “Nuestro logro interno fue desarticular al terrorismo. Alcanzados estos dos objetivos claves fue posible entonces hacer más equitativo el Servicio Militar”.
Pero el resto del texto no puede hacer olvidar esa introducción y aquel “hoy que no ha venido nadie a visitarme”.
“CASI NADIE VIENE”
Desde hace varios meses se especula sobre las tensiones políticas al interior del fujimorismo. Trascendieron incluso los profundos desacuerdos del expresidente con la forma como se llevó la campaña presidencial. Esto se agravó con el frustrado pedido de indulto, que su hija Keiko habría aceptado solo a regañadientes, con el ojo puesto en el desgaste político que conllevaba una solicitud llamada a fracasar.
Según información recabada el domingo último en el penal del fundo Barbadillo, la excandidata a la Presidencia de la República visita a su padre cada 15 días. Kenji suele llegar los domingos por las tardes. Sus otros dos hijos, Hiro y Sachi, viven fuera y lo visitan cuando están en Lima. Su hermano Santiago lo hace en promedio una vez al mes.
Las visitas de los congresistas también se han espaciado.
La congresista María Cordero Jon Tay ya no lo frecuenta tanto y lo mismo ha sucedido con otros “caseritos” como Luisa María Cuculiza, Julio Gagó y Héctor Becerril.
Su médico de cabecera y parlamentario lambayecano Alejandro Aguinaga lo hace solo cuando su salud presenta algún nuevo percance.
A raíz del incidente con la joven Ana María Cárdenas Manchego Muñoz, que aparentemente intentó ingresar un celular para el expresidente (CARETAS 2288), el INPE redobló la inspección de las visitas.
El domingo último, día de visitas para hombres, acudieron 8 personas. Y, según aseguraron fuentes del penal, los martes y jueves que son para las mujeres, “casi nadie viene”.
FRENTE FUJIMORI LIBERTAD
La reciente designación del abogado William Paco Castillo no expresa solo el reconocimiento por parte del expresidente del fracaso de la estrategia legal diseñada por César Nakazaki. También refleja el gravísimo déficit de comunicación que cunde en la familia –sanguínea y política–, pues Castillo le reconoció a CARETAS que no se ha reunido con los hijos de Alberto, con la bancada ni con los abogados que lo precedieron.
A pedido de Nakazaki, una junta médica de cinco psiquiatras evaluó Fujimori el miércoles 21. Con esto se buscaría demostrar que el tratamiento contra la depresión que recomendó la junta médica en febrero último no fue efectivo. Así, Fujimori podría evitar afrontar el juicio por los diarios ‘chicha’.
Liberar a Fujimori de este juicio sería la última misión de Nakazaki.
Es claro que esta es la forma que tiene Fujimori de mantener vivo el sueño de su libertad. El pedido de arresto domiciliario formulado por Castillo no tiene una base legal pero se enganchó a una corriente de opinión preexistente y significativa, con un 56% de aprobación según la última encuesta de Ipsos y notables simpatizantes como Lourdes Flores Nano.
El propio Fujimori ha puesto manos a la obra junto al exsuboficial de la Fuerza Área del Perú, Manuel Chinén Chumpitaz, quien ya se lanzó para la alcaldía de Ventanilla. Chinén es frecuente visitante a Barbadillo y vía las redes sociales está llevando una intensa campaña para impulsar el “Frente Fujimori Libertad”.
Es el responsable de la creación de las páginas web albertofujimori.pe, frentefujimorilibertad.org y los twitters @AFujimoriF y @FFLPerú.
A través de Chinén, Fujimori espera conseguir 500 mil firmas y llevar su caso, por más paradójico que parezca, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El órgano máximo del sistema del que Fujimori retiró al Perú, con las consecuencias institucionales que de alguna manera se pagan hasta hoy.
PINTURA DEL FUTURO
La difícil situación de Alberto Fujimori acentúa la indefinición política de Fuerza Popular.
Para empezar, los críticos de los “naranja” aducían que su única agenda de fondo estriba en la libertad del líder. Desde ese prisma, habría que preguntarse si el punto será mencionado en la visita que la delegación fujimorista haría en los próximos días a la PCM, para participar en los diálogos impulsados por el gobierno (ver nota aparte).
Porque la primera reacción a la convocatoria por parte de Keiko Fujimori y los congresistas de su bancada fue pedir la cabeza del primer ministro Juan Jiménez.
Esa posición se fue matizando hasta que, el martes 27, la parlamentaria Cecilia Chacón declaró que, si los invitaban, a la PCM llegaría una delegación encabezada por el secretario general de Fuerza Popular, Jaime Yoshiyama.
Pero hay quienes se preguntan al interior del fujimorismo si debería asistir la propia Keiko y si es que las reticencias, lejos de favorecer sus perspectivas políticas, las socava.
Lourdes Flores lo resumió de buena manera: “Están en un cálculo electoral absoluto. Ahora la propia Keiko Fujimori dice ni me conviene la foto. Quiero ser la contendora y los que no quieran a Humala me tienen que mirar a mí, porque soy la alternativa”.
Una prominente voz del fujimorismo, alejada hoy de la organización del partido controlada por Yoshiyama, compara que “Alan García tiene encima la Megacomisión pero pone a disposición a su equipo de gobierno. A nosotros nos niegan el indulto y, en lugar de ponernos por encima de las circunstancias, nos ponemos en ese plan”.
Para esa fuente “el Perú ha cambiado dramáticamente en los últimos 10 o 12 años”. El universo electoral del fujimorismo, de base eminentemente popular, reflexiona, se va reduciendo progresivamente. “Al sector D y E le gusta la bronca. Pero el resto quiere una actitud de menos confrontación”.
En ese orden de ideas, al fujimorismo le sería muy difícil romper las resistencias que despierta en buena parte de sociedad si es que no le entra con más entusiasmo al juego democrático.
Otras voces, en cambio, consideran un error el viraje de Keiko para participar en el diálogo.
“Cuando tratas de acercarte y colaborar, salvo con el APRA, recibes una bofetada cada vez peor”, explica un político amigo de la lideresa. “Siempre te van a chancar. Les cargaron las tintas más que a nadie con la ‘repartija’. ¿Para qué le vas a dar oxígeno al gobierno? Keiko ha hecho más que nadie por demostrar que no es su padre. Pero eso siempre se minimiza. Y el sistema no puede construir una institucionalidad viendo siempre lo malo del otro”.
Ese punto de vista refuerza el papel de un fujimorismo significativo en el Parlamento, pero a la vez fuera del consenso partidario.
“Tiene que tener identidad política. El problema de Keiko no es competir con Alan, sino no quedar como una Lourdes japonesa”, ironiza el personaje.
Y si bien esta mirada coincide con la transformación social del país advertida párrafos más arriba, vaticina que la gran frustración de un sector del electorado vendrá por el lado de esa suerte de “costra burguesa” aparecida en los últimos años y especialmente vulnerable a los riesgos económicos que se vienen.
“El fujimorismo racional no puede crecer”, sentencia para dar cuenta que la cosa no va ir por el lado de la integración institucional.
“El fujimorismo no puede crecer sino a costa de los resentidos”, cree en variante contemporánea de realpolitik. La que llevó a su extremo destructivo el encarcelado pintor de la Diroes. El que nunca convocó a la oposición para conversar. (Eloy Marchán-Enrique Chávez)