jueves, 28 de noviembre de 2013

HAY QUE SER GRATOS EN LA VIDA

Dar Gracias
 Dar Gracias
Una madre solía orar en las noches con una hija pequeña, de unos seis años, al acostarla.
Una noche la madre le dijo:
- Hoy vamos a pedir a Dios un poco más para que sane a la tía Marta.
Oraron por la tía Marta, cada noche, durante un par de semanas. Después, la madre no dijo nada y dejaron de pedir.
A la tercera o cuarta noche sin hacerlo, la niña preguntó:
gracias28- Mamá, ¿por qué no oramos por la tía Marta?.
- Es que Diosito ya la puso buena, respondió la madre.
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- Y si la puso buena, -replicó la niña- ¿no deberíamos orar para darle las gracias?.
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Somos más dados a pedir que a agradecer. Lo de aquellos diez leprosos curados y de los que solo uno vuelve a dar las gracias a Jesús, se repite en nuestra vida a diario.
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De cada diez veces que pedimos, quizás, no damos gracias ni una. La gratitud del que pide abre la mano del que da: el agradecimiento facilita la generosidad.
¡Y tenemos tanto que agradecer a Dios!.

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