miércoles, 20 de noviembre de 2013

SE NECESITA RE-ESTRUCTURACIÓN DE LA ECONOMÍA

Crecimiento no es sinónimo de desarrollo
 El crecimiento económico no es lo mismo que el desarrollo de un país. El crecimiento económico puede leerse como el aumento en la producción de bienes y servicios, el mayor consumo de energía, mayor ahorro y balanza comercial positiva. Sin embargo, son otros índices los que en realidad miden el desarrollo y el bienestar de la sociedad. Si bien el aumento en los bienes económicos y de otro tipo tiene una correlación positiva con el bienestar, no se puede concluir que el aumento del PBI, la riqueza total que produce una sociedad, ni el PBI per cápita, que es el PBI dividido por el número de habitantes, son sinónimos de bienestar, porque el total de la riqueza no señala el uso que se le da a la misma y el promedio de su distribución tampoco expresa lo que le llega realmente a cada habitante. El mismo creador de la medida decía que deducir el bienestar de una nación a los ingresos era complicado (KUZNETS 1966).
 Dentro de los índices que pueden utilizarse como alternativos se encuentra el Índice de Desarrollo Humano (IDH), calculado por el PNUD, este utiliza como referentes la esperanza de vida, el nivel educativo y los ingresos de los habitantes de un determinado país. Posteriormente el IDH ha apuntado a reflejar también el nivel de la desigualdad, para lo cual existe el IDH ajustado por la Desigualdad (IDH-D). El IDH para el Perú en el 2012 fue de 0.741 (encontrándose en el número 77 de 186 países) y el IDH-D de 0.5611.
 Es cierto que la expansión sostenida de la calidad de vida de la población requiere mantener un crecimiento estable de la economía (PNUD 2011). Sin embargo, el crecimiento se puede dar a expensas de las sociedades ya que puede incluir devastadoras consecuencias si el estado no regula el medio ambiente y toma medidas para promover el bienestar social.
 Por eso hemos señalado en nuestro suplemento 29  que la enorme creación de riqueza en la última década, reflejada en los altos índices de crecimiento económico de aproximadamente 6% anual  en promedio, no se ha reflejado en el bienestar de los peruanos y por lo tanto en el desarrollo del país. El gasto social sigue siendo un porcentaje muy bajo del PBI, 8% en el 2012, que coloca a nuestro país en el penúltimo de 20 medidos por la CEPAL comparado con  países como Brasil, Argentina y Uruguay que superan el 20%. La inversión destinada a proyectos de desarrollo educacional, de salud o de infraestructura aún es muy poca y no existe voluntad política para realizarla. En zonas rurales solo el 34% de la población tiene agua potable y el 5% posee servicios de saneamiento.
 Hay necesidad de una reestructuración de la economía a través de un proceso sostenido de mejora de las condiciones de vida, aumentando el consumo de bienes y servicios y respetando los derechos humanos (PNUD 2011), creando asimismo seguridad alimentaria y energética. Países como el Perú, exportadores netos de materias primas, necesitan también invertir en investigación y desarrollo, para poder darle valor agregado a la producción, generar más trabajo, expandir y descentralizar la industria en el país. El Perú ha pasado a importar 6 veces más de barriles de petróleo que hace 15 años, mientras que la producción nacional cayó en casi 50%, un déficit comercial que ha ido aumentando por la ineficiencia y falta de competitividad de las empresas y entidades. El Perú deja del lado proyectos como la modernización de la refinería de Talara o la construcción de la petroquímica del Sur y al hacerlo pierde la esperanza del desarrollo tecnológico.
 Un sinónimo de bienestar es el trabajo decente que ofrecen a los trabajadores, es decir un trabajo con derechos que cree ciudadanía e integre la sociedad, generando reconocimiento y respeto. Por el contrario, la población económicamente activa que posee trabajo decente es aproximadamente el 12%, es decir que solo ellos tienen un contrato laboral definido, un ingreso igual o por encima del mínimo vital, un horario fijo, seguro de salud y recibirá pensión de jubilación. Asimismo, los salarios reales, a pesar del aumento de los ingresos empresariales no se han visto variados en similar proporción, estancándose o con tendencia a la baja.
 Estamos llegando a fin de año y son muchas las instituciones que hablan acerca de las cifras del crecimiento del PBI y como las estimaciones deben de reajustarse debido a la caída de los precios de los minerales, pero sería bueno que se analicen los resultados sociales y, más aún, se busque mejorarlos.

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