El Perú y Chile, tareas comunes
EL PERÚ ha alcanzado un histórico avance en el prolongado contencioso sostenido con Chile, al cohesionar y fortalecer la unidad de todos los peruanos, desde la capital hasta el último confín de la Patria.
Este logro nos señala el camino por seguir en la gran tarea de construir nuestra identidad como Nación, la que heredarán y profundizarán las futuras generaciones.
Otra enseñanza que nos deja este extraordinario acontecimiento es que esa misma unión debemos asumirla frente a dificultades comunes y objetivos que están por encima de las discrepancias, diferentes enfoques de nuestra realidad y debates propios de una democracia sustentada por un estado de derecho.
En el recuento de hechos positivos alcanzados durante el proceso de La Haya destaca la actitud responsable y ponderada asumida por ambos contendientes desde el principio jurídico universal de solución pacífica de los conflictos.
Al someterse a la jurisdicción del Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) y asumir el compromiso de acatar el fallo, el Perú y Chile han dado ejemplo al mundo y han consolidado su bien ganado liderazgo en el contexto latinoamericano.
En plena era global, superadas en América y otras regiones las estrategias geopolíticas de desconfianza, fronteras cerradas o restrictivas y grandes adquisiciones de armas, con fines supuestamente “disuasivos”, nuestros países tienen hoy la gran oportunidad de continuar por la senda de la integración.
En este campo, los dos Estados tienen también que predicar con el ejemplo y acentuar su papel protagónico y paradigmático en la edificante tarea de la integración continental, en escenarios multilaterales como la Unión de Naciones Suramericanas y la poderosa Alianza del Pacífico.
En el área bilateral, los dos vecinos han establecido, en los últimos años, florecientes relaciones comerciales, intercambio de inversiones, eliminación de barreras fronterizas y arancelarias, amparados por un tratado de libre comercio.
Como lo han precisado los gremios empresariales y sus organizaciones binacionales, por el camino de la paz estas relaciones deben estrecharse mucho más en el futuro inmediato para obtener óptimos frutos de progreso y mutuo desarrollo.
En una coyuntura de alta competitividad tenemos hoy que, en poco tiempo, nuestra economía está superando a la chilena en crecimiento económico sostenible, baja inflación, reservas internacionales netas, solidez bancaria y financiera y otras fortalezas.
En cambio, en otros aspectos aún estamos a la saga, si tenemos presente, por ejemplo, el ingreso per cápita y el rendimiento escolar.
Teniendo en cuenta estos factores, el gobierno del presidente Ollanta Humala Tasso ha diseñado una política económica y otra de inclusión social, las que van de la mano para crecer con más inversiones y expansión de las exportaciones, generar empleo, derrotar a la pobreza y cerrar la brecha de las desigualdades.
Muchas de estas metas ya son una realidad y otras tienen que lograrse progresivamente para salvar la deuda social acumulada durante toda nuestra historia republicana.
Por esta razón, la Iglesia peruana, el empresariado, los gremios laborales, personalidades como Mario Vargas Llosa y la sociedad civil, tal como sucede en Chile, han planteado que la unidad interna de nuestros pueblos y la integración bilateral no se circunscriban solo a lo económico y sean trasladadas a la agenda social, revalorando nuestras culturas y raíces históricas el Perú y Chile labran juntos su futuro.
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