Inseguridad ciudadana: ¿percepción o realidad?
Cuando el ex ministro del interior, Wilfredo Pedraza, afirmó que el clima de inseguridad ciudadana que vive el país era una cuestión de percepciones, una lluvia de críticas lo llevó a retractarse. Este lapsus suscitó un interesante debate respecto a cómo leer las cifras que ubican al Perú a la cabeza del ranking de la percepción de inseguridad ciudadana en América Latina. ¿Se trata de percepciones o realidades?
Los principales problemas de inseguridad que afectan a los peruanos son la delincuencia común (robos y asaltos), el crimen organizado y el pandillaje. Estos fenómenos encuentran su caldo de cultivo en problemas estructurales como la desigualdad y la precariedad institucional. Para entender el impacto del delito y la violencia cabe distinguir entre la dimensión objetiva y subjetiva de la inseguridad ciudadana. La dimensión objetiva se relaciona con el delito y la violencia efectivas. La dimensión subjetiva depende de la percepción de inseguridad que se manifiesta en sentimientos de temor y vulnerabilidad. (Informe Mundial Violencia y salud, OPS, 2002)
Veamos el caso peruano. Según el Informe Seguridad ciudadana con rostro humano del PNUD, durante el 2012 la percepción de inseguridad individual llegó al 50%, es decir, 5 de cada 10 peruanos señalaron sentirse inseguros en el barrio donde viven (en algunas encuestas nacionales la percepción se dispara al 80%). En tanto, solo el 28% de peruanos afirmó haber sido víctima de un delito. ¿Cómo se explica esta diferencia entre la percepción y la victimización? El temor a ser víctima es un fenómeno social complejo que no refleja necesariamente los niveles de victimización real que afectan a los ciudadanos. La percepción de temor está relacionada con múltiples factores que incluyen la cobertura noticiosa del delito, los relatos ciudadanos y la falta de confianza interpersonal y en las instituciones. Sin embargo, para obtener un impacto positivo en política pública es importante tener en cuenta ambas cifras.
La mejor manera de responder a la percepción de inseguridad es mejorar el desempeño de las instituciones encargadas de la protección de los ciudadanos, donde un factor determinante es la confianza de los ciudadanos en la policía. Alrededor del 60% de peruanos no confía en la labor que cumple la Policía Nacional, donde la corrupción es percibida como el principal problema de dicha institución. ¿Qué pasó con el viejo proyecto de Reforma Policial? ¿Cuál es la estrategia para luchar contra la corrupción al interior de la Policía? Si bien hay una importante inversión económica en equipamiento, tecnología e inteligencia, estas sólo pueden ser realmente efectivas si se ponen a disposición de instituciones fuertes y con valores democráticos que responden a las necesidades de la ciudadanía.
Como señala el citado informe del PNUD, resulta fundamental atacar los factores subyacentes al delito y a la violencia con respuestas multisectoriales y un esfuerzo coordinado de las instituciones del Estado. Los programas de gobierno que promueven un desarrollo más distributivo y que estimulan la movilidad social son piezas claves para responder al desafío de la inseguridad ciudadana. Enfrentar la desigualdad social y la precariedad institucional resulta fundamental en un contexto donde las cifras del miedo ya se encuentran entre las principales preocupaciones de los peruanos.
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