URGENTE, UN PLAN DE COMUNICACIONES PARA
EL PRESIDENTE
De: Carlos Javier León Ugarte
Para nadie es una sorpresa la salida del ex primer ministro Villanueva. El guisado de su salida, escandalosa además por la desautorización publica del ministro de Economía a su jefe en un tema tan delicado y sensible como es el aumento de la RMV, que es lo que finalmente reventó el chupo; se venía cocinando desde hace algunas semanas desde las entrañas del propio Gobierno.
Haciendo la reflexión sincera y sin exagerar estoy completamente seguro que nos encontramos ante una crisis gubernamental. Cinco premieres en dos años y medio de gobierno lo confirman, casi uno cada seis meses. Y ratifican además, que no hay un rumbo fijo, ni planes de visión país, ni nada proyectado y concertado hacia el futuro.
Sin ir muy lejos, la improvisación, la falta de liderazgo y sobre todo la falta de comunicación son tres factores fundamentales para que se inicie una crisis institucional en cualquier entidad corporativa; y ya que ahora nuestros ministros se han aumentado el sueldo aduciendo que deben ganar como un gerente general cualquiera, es importante recordarles que si no revierten esos tres factores que nombramos, el fracaso es inminente y la crisis los terminará devorando antes del fin del mandato, como en toda empresa.
¿Qué papel juega el presidente Ollanta Humala en estos tres factores? El principal, precisamente porque con su actitud, origina esa percepción en la opinión pública, y especialmente en la sociedad.
La etiqueta de “cosito” no es gratuita, y más allá de un simpático libreto propio del característico y clásico humor del peruano machista, es una inalterable y genuina percepción de falta de liderazgo de nuestro propio presidente al ceder temas de Estado ante su propia esposa, lo cual hemos visto desde que se inició este mandato hasta hoy mismo.
Inclusive, si nos remitimos al ejercicio simple de la comparación como comprobación científica, los últimos ex presidentes Alejandro Toledo y Alan García, fueron elegidos presidentes de sus partidos en pleno mandato ejecutivo, lo cual no es nada extraño. La designación de Nadine como presidenta del partido de Gobierno, es el reflejo sincero de quién manda en Palacio de Gobierno actualmente.
Improvisar ministros, improvisar programas, leyes, planes y sobre todo improvisar personas en cargos públicos, es también un factor determinante para que vuestra apreciación hacia el Gobierno sea negativa.
Finalmente la comunicación. Y en este tema mi experiencia me da carta libre para recomendar. Un problema general de las entidades pertenecientes al sector público es que todos tienen áreas de imagen institucional y prensa, pero pocas un área de comunicaciones. Inclusive el propio Palacio de Gobierno. La preocupación de los despachos es el de protocolo, eventos, y atención a la prensa. Pocos revaloran, estudian y preparan el mensaje comunicacional que debe tener el presidente, el ministro o el director nacional.
Un plan de comunicación estratégica con enfoque a tus stakeholders, en este caso, a tus diversos públicos en los que discurre su visibilidad diaria, es importante para poder comunicar bien y de manera óptima y efectiva, además de controlar la situación, adelantarte a hechos y sobre todo corregir errores a través de la medición. Pero en el Estado eso es una afrenta. Nada moderno para un aparato estatal que dice actualizarse cada vez más.
Si a esto le añadimos que nuestro presidente es un mal comunicador, por no decir pésimo o nulo. La variante de desconexión con el peruano de a pie se hace notorio ante sus intereses que no son respondidos estratégicamente, ni mucho menos de manera rápida y transparente.
No es posible que existiendo una insuperable oportunidad, de agenda en medios y de voces abiertas en la opinión pública, donde el sueldo de los millones de peruanos está en juego como el tema de RMV, nuestro presidente haya optado por el silencio, ocasionando no solo una discusión entre ministros que derivó en una crisis, primera dama incluida; sino que insistentemente promueve y comprueba una vez más, que el presidente (incluidos sus asesores), no están atentos a valiosas oportunidades para enganchar con el pueblo de inmediato, algo que necesariamente le hará falta a este Gobierno, para oxigenarse y llegar por lo menos trotando hasta el 2016.
Con un buen plan de comunicaciones, con un marcado liderazgo que sea demostrable, y con buenas intenciones; seguro que el presidente podría llegar a la meta deseada, aunque llegue, y esto por el tiempo valioso perdido, con la lengua arrastrada al suelo y con el corazón en la mano.
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