Agenda por la vida
En el Perú tenemos un grave problema de salud pública que le cuesta la vida a miles de mujeres peruanas anualmente. Somos el país con una de las más altas tasas de mortalidad materna (185 madres mueren por cada 100 mil nacidos vivos al año), la mayoría causada por hemorragias durante las prácticas de aborto. ¿Por qué? Porque las condiciones clandestinas en las que se realizan la mayoría de abortos atentan contra la vida de miles de mujeres. El aborto, en la práctica, está prohibido, pero sólo para algunas: aquellas que no pueden costear un procedimiento tan caro para garantizar su salud.
Pero hay más. El aborto terapéutico consiste en aquel realizado cuando la vida o la salud de la mujer embarazada corren riesgo. Es legal en el Perú desde 1924 pero aún no ha sido firmado y publicado el protocolo para que se reglamente. Se trata de una demanda urgente y que consiste en el cuidado y defensa de la salud de miles de mujeres. La ministra de Salud, Midori de Habich, confirmó hace unos días que “ahora sí” se publicará el protocolo que reglamente el aborto terapéutico. Seguimos a la espera.
Por otro lado, en la misma línea, se han presentado más de 100 mil firmas al Jurado Nacional de Elecciones suscribiendo un anteproyecto de ley para despenalizar el aborto en casos de violación sexual. Siendo el Perú el país con mayor tasa de violación en América del Sur (puesto 16 a nivel mundial), esta iniciativa además de lógica, es urgente. Del total de adolescentes peruanas, el 13.2% son madres o están embarazadas y la tasa de mortalidad materna en ellas ha crecido del 7.9% al 9.6% el año pasado. Si a este panorama le añadimos el hecho de que de las 2000 mujeres que quedan embarazadas diariamente, 813 llevan embarazos no deseados y que casi el 90% de estos en mujeres entre 12 y 14 años son por casos de violación, el anteproyecto se defiende solo. En el primer caso, se trata de un tema de salud pública básica, en el segundo, se trata de una defensa de los derechos humanos.
En medio de este contexto, el sábado se realizó una marcha rotulada “por la vida”. Sin duda, la defensa de la vida nos parece loable, pero esta iniciativa tenía una agenda oculta. La finalidad fue congregar a las personas en contra del aborto en general y por tanto, obviar el contexto que hemos descrito líneas arriba. Nos sorprende tristemente que diversas empresas, partidos políticos, líderes de opinión y medios de comunicación se hayan sumado a esta campaña. En algunos casos nos ha dejado perplejos. Esto ocurre con el Partido Aprista Peruano, cuyo líder, Alan García, exige pena de muerte y, por otro lado, marchan “por la vida”.
Nos corresponde a nosotros como ciudadanos responsables, unirnos para defender la vida, sin duda. Por tanto, se espera una coalición ciudadana, política, mediática, etc. que se manifieste en defensa de todas aquellas mujeres que mueren anualmente pues el protocolo que les permitiría sobrevivir no es publicado. Del mismo modo, se espera una defensa de todas aquellas mujeres que son víctimas de un agravio profundo de sus derechos fundamentales. No se trata de estar o no a favor del aborto, sino de defender la libertad de elección de estas mujeres víctimas a quienes el Estado sigue revictimizando. Esta es la verdadera agenda por la vida. Una vida libre para todas donde nuestro cuerpo sea realmente nuestro y una sociedad que lo respete y sancione con firmeza a quienes nos violentan.
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