lunes, 31 de marzo de 2014

UNA ROCA CONTRA KRUGMAN

La insistencia en las “ideas muertas”

Una Roca contra Krugman

Santiago Roca, Profesor de la Universidad ESAN y ex asesor económico de  Alberto Fujimori, durante la campaña de 1990 y sus primeros días de gobierno, escribió el viernes último (28/3/14) en La República: “La semana pasada Paul Krugman estuvo en ESAN y en sus diversas presentaciones dejó a mi parecer un mensaje equivocado acerca del camino a seguir”. Que yo sepa, no estuvo en ESAN, sino en una conferencia pagada (US$ 350 – 500 por participante), que organizó dicha universidad en el Hotel Westin.

Como organizador del evento, la conferencia la abrió el propio Roca, que nos regaló una perla que no debemos dejar pasar. Nos explicó las bondades del programa heterodoxo de García de 1985. Dijo que fue un éxito, pues como teníamos un 50% de capacidad ociosa [producto del empobrecimiento del país], se dinamizó la producción, los ingresos y el crecimiento. “El error fue la creencia de García de que (una vez copada la capacidad productiva), se podía seguir adelante con lo mismo”. Después dijo algunas otras cosas, pero ya la había malogrado.
Este salto al pasado trajo al recuerdo otro momento singular. Resulta que Roca, entonces connotado asesor de Fujimori, anunció que tenía un modelo econométrico que nos ayudaría a resolver todos los problemas por los que atravesaba el Perú en 1990. Para presentarlo convocó a una reunión a la que asistimos masivamente, acongojados y aterrados con el futuro, al antiguo Hotel Miraflores (esquina del Malecón 28 de Julio con Benavides). Pero el destino le jugó a Roca una mala pasada, tal vez premonitoria del destino de sus ideas. Cuando entró al recinto, tomó asiento en una de esas peligrosas sillas blancas de plástico. Al sentarse, el peso de su humanidad junto con sus ideas, se fueron hundiendo lentamente hasta  desaparecer detrás de la mesa. Poco tiempo después,  correría el propio Roca, al ser cesado del equipo económico de Fujimori.
Volviendo al presente, constatamos que Roca ahora critica a su invitado, porque dijo las cosas que seguramente no esperaban los organizadores de ESAN. Para empezar, Krugman no dijo que no había que industrializar ni diversificar la economía. Trató de hacernos entender que no debíamos obsesionarnos con esas ideas,  que debíamos descuidar la búsqueda de productividad, ni una mejora sustancial de la educación. Nos dijo que no forzáramos una diversificación y, menos, si lo hacía el gobierno, que el mercado fijara los límites. Nos dijo que estábamos haciendo bien las cosas. Al igual que lo hizo Roubini días antes, indicó que si bien habíamos tenido suerte con la economía global de los últimos años, la misma suerte la tuvo toda la región, así como varios de nuestros agonizantes vecinos, que no supieron establecer y mantener políticas públicas sensatas y realistas.
Krugman nos ayudó a pensar cuales son nuestras fortalezas y enfatizó que muchos países exitosos basaron su desarrollo en sus recursos primarios, que dicho sea de paso, tienen alto valor agregado, se han encadenado al sector industrial creando la mejor y mayor industriareal de nuestra historia económica. Si uno quiere ser menos economicista, pudo decir que los dos países que lideran el ranking del Índice de DesarrolloHumano (IDH), son Noruega y Australia, notorios productores y exportadores de materias primas, que lo hacen sin complejos, ni dudas sin sentido.
La razón por la que tal vez tantos economistas de izquierda e intelectuales y académicos, le siguen dando vueltas a las mismas “ideas muertas”, como dice Moisés Naím, es porque desde la dictadura militar, en el Perú ha caído una suerte de “lluvia ácida”, que ha malogrado, incluso, cerebros brillantes.
Ya es hora de reconocer nuestros méritos y capacidades, nunca hemos tenido una década tan inclusiva y de avance social y económico, de aumento de la productividad y de transformación productiva de todos nuestros sectores (con un salto tecnológico generalizado, pero sin conexión con el gobierno y la academia), cómo en la primera de este siglo.

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