LO QUE TENGO, TE LO DOY

Entonces Pedro lo tomó de la mano derecha y lo ayudó a levantarse. Y mientras lo hacía, al instante los pies y los tobillos del hombre fueron sanados y fortalecidos. ¡Se levantó de un salto, se puso de pie y comenzó a caminar! Luego entró en el templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.
No hay nada imposible que Dios no pueda hacer, somos nosotros los que muchas veces detenemos sus bendiciones porque nuestra incredulidad es mayor que nuestra fe y porque nos limitamos a creer solo lo que nuestros ojos pueden ver. Sigamos el ejemplo de éste hombre, que gracias a su fe pudo volver a caminar.
Este día pidámosle a Dios que aumente nuestra fe, porque solo creyendo en Él, es que los milagros sucederán; no existirá nada que le impida obrar libremente en nuestras vidas y conceder los anhelos más íntimos de nuestros corazones.
Estas señales milagrosas acompañarán a los que creen: expulsarán demonios en mi nombre y hablarán nuevos idiomas. Podrán tomar serpientes en las manos sin que nada les pase y si beben algo venenoso, no les hará daño. Pondrán sus manos sobre los enfermos y ellos sanarán.
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