jueves, 17 de octubre de 2013

PUENTES

PUENTES
 
En un pueblo lejano existían dos hermanos que trabajaron muy duro en la granja de su padre, ambos tenían mucha estima el uno por el otro, pero al morir el padre les dejó a cada uno su herencia, que consistía en elegir la mitad de la tierra que le pertenecía.
El hermano menor escogió la mitad mejor trabajada y la otra mitad que estaba dividida por un río se la dejó a su hermano. Tal hecho hizo que pronto la relación se quebrara a tal punto que dejaron de hablar.
Una mañana alguien llamó a la puerta del hermano mayor. Al abrir, encontró a un hombre con herramientas de carpintero que le dijo: - Estoy buscando trabajo, soy carpintero y quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones acá en su granja que yo pueda reparar.
Con voz firme el hermano mayor le respondió: - Tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor y tuvimos un problema con la herencia de mi padre recién fallecido. Lo que quiero que haga es que tome toda la madera que necesite y haga un muro tan alto que ya ni pueda verlo.
El carpintero le respondió: -Creo que comprendo la situación y lo complaceré.
El granjero dejó al carpintero trabajar y se fue de viaje. A su regreso no podía creer lo que había hecho éste hombre. No había ninguna cerca, en lugar de eso había construido un puente que lo conectaba con la granja de su hermano.
Al verlo su hermano fue corriendo desde su granja y lo abrazó, con lágrimas en los ojos le dijo: - Eres increíble, ¿cómo es posible que aún quieras saber de mi después de lo que te hice? Construir este puente para mantenernos unidos es el mejor acto de hermandad que pudiste hacer.
Al final, los dos hermanos terminaron reconciliándose.
En nuestro diario vivir muchas veces dejamos que algún error o actitud de una persona nos termine molestando tanto que decidimos levantar muros altos para evitar que alguien más nos dañe. Empezamos a exigir justicia en lugar de ofrecer gracia.
Al levantar muros no solamente nos encerramos en nosotros mismos, sino que ésta actitud nos encierra también con nuestra amargura, resentimiento, odio y autocompasión.
Proverbios 10:12 dice: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubrirá todas las faltas”
Cuando permitimos que las peleas nos separen de nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo y que el odio además del resentimiento crezca en nuestros corazones, es como si acumuláramos veneno, que solo nos daña a nosotros mismos.
Es mejor hacer puentes de perdón, puentes de reconciliación y puentes de amor.

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