domingo, 19 de enero de 2014

LIMA CIUDAD DE LOS REYES DE ANIVERSARIO

DAR CUENTA A LIMA
Ayer, 18 de enero, abriendo su último año, ese era el sentido del último mensaje de la alcaldesa Villarán. Y eso hizo: dar cuenta de cómo su gestión, bombardeada desde antes que comience, ha afrontado y no eludido los problemas clave de la ciudad, y demostrando, con fotografías y documentos verificables, cómo se ha llevado adelante obras estratégicas que mucha prensa esconde o ignora.
Ya son un hecho, o están haciéndose, las obras de algunos proyectos urbanos que siembran e inician cambios fundamentales para Lima.
- En su litoral, con la Costa Verde, que era un botadero, ahora transformada en el gran espacio público de toda la ciudad.
- En su río, para que Vía Parque Rímac no solamente sea un moderno peaje para que el tráfico de paso evite el centro, sino la mejor herramienta para recuperarlo.
- En sus parques y áreas verdes ganadas, en toda la ciudad.
- Y en la incorporación a la ciudad de periferias a través de los proyectos Barrio Mío.
Además de obras verificables, hay, por cierto, otros cambios fundamentales y sustantivos.
El más evidente, el del transporte público, encaminando un sistema integrado para poder atender 5 millones de viajes y no solamente un corredorvitrina para algunos cientos de miles. Un cambio ya irreversible.
Cambiando, por fin, esas más de 600 rutas absurdas que tenemos y padecemos, que van de donde quieren, a donde les da la gana, pasando por donde les parece. Cuyo plano de rutas es un plato de tallarines o una pelea de pulpos, sin mapa posible. Y eso ahora será un sistema que reducirá los tiempos a la mitad y que duplicará la calidad y seguridad del servicio.
La gente ya no será bultos. Esas carreras de la muerte cerrándose en las esquinas ya no habrá. Ese altísimo índice de accidentes, tampoco. La cultura combi alfondohaysitiopiederechopiederecho será reemplazada por un servicio, racional, ordenado, regulado. ¿No estamos mejor? ¿No es lo que cualquier ciudadano necesita? ¿No es lo que la prensa debe reconocer y alentar?
Y el otro capítulo incontestable, salvo para esos que tienen siempre mala leche (los españoles, en su ordinariez entusiasta, dicen también “mala folla”) es comparar eso que ya está resuelto y ocurre bien, para la salud de todos, y millones de ventas diarias en Santa Anita, con la pesadilla goyesca y mafiosa que era La Parada. Lo que, indignantemente, alguna prensa y los revocadores quisieron presentar como un martirio, una telenovela donde lo lumpen y lo mafioso eran los buenos.
Y hay que sumar a eso tangible y obvio, salvo para ciegos (que los hay voluntarios y obsesivos), otros logros enormes en cultura (en que la municipalidad había desaparecido) y otros temas.
Así como hay fallas, lentitudes, burocratismos e ineficiencias. Sin duda y no pocas.
Este mensaje ha demostrado, con fotos y evidencias, el calibre de algunas sistemáticas mentiras.
- La alcaldesa “que no hace nada” ha demostrado que sí ha hecho y hace.
- La ‘Lady Vaga’ ha probado que trabaja, desde muy temprano hasta muy tarde.
- No hay obras, no pasa nada… esas y otras muletillas agresivas, bajas, reiteradas y frecuentemente machistas evidencian ser clichés, además de ser los insultos que son funcionales para muchos a quienes la ciudad les importa poco.
Y la alcaldesa ha perfilado, además, la agenda de 2014, y las obras. Esos temas que ahora los grupos políticos que están en el concejo, muchos de los cuales tienen representación parlamentaria, deben trabajar en equipo.
La alcaldesa ha recordado a todos los regidores que representan hoy a todos los grupos que ganaron contra la revocatoria. Salvo que alguno prefiera su propio proyecto de notoriedad personal al proyecto común: Lima.
Y ha hecho ver que Lima es y seguirá siendo, en un mundo globalizado, en que las ciudades juegan roles decisivos, un espacio estratégico para el Perú, para su economía y su competitividad. Que si Lima no funciona bien todo el Perú pierde. Que si Lima no puede corregir sus crisis perdemos todos. Y eso pasa hoy.
Y pasa hace tiempo, en un país que siendo muy centralista, paradójicamente, todavía no le reconoce a su ciudad capital las competencias regionales y los recursos que necesita para afrontar sus retos y sus problemas. De transporte, de seguridad, de movilidad, de ambiente, de infraestructura.
Lima hoy no disfruta, sino que paga la factura de ese centralismo. Veamos ejemplos de esto.
En esta gestión se ha conseguido, como nunca antes, que la inversión privada empiece a hacer la vialidad necesaria. La Vía Parque Rímac, la nueva Javier Prado, la extensión, del Zanjón o Paseo de la República, después de 40 años de espera y más de 30 intercambios viales, volverán la ciudad más fluida y permitirán que haya más centros mejor repartidos.
Pero esas obras fundamentales no se pueden hacer con el presupuesto de Lima. Se tienen que hacer negociando con inversionistas, una por una. Entonces, o la vía es rentable o no hay vía. Y esa lógica no ayuda a incluir lo excluido, a integrar lo periférico.
Pero se ha conseguido, como nunca antes. Pudo ella preguntar ayer: “¿Alguien puede decir, escribir y repetir que no hacemos nada”?
Y tampoco le alcanza a Lima, con su presupuesto, para hacer el subterráneo, que en buena hora el gobierno central ahora encamina coordinado para que, integrado a la gran reforma del transporte, haya a corto plazo un solo sistema interconectado, en vez de que siga este caos que los revocadores querían perpetuar.
Lima tiene 15 veces menos inversión per cápita que Bogotá (que tiene menos población y menos territorio que cubrir), y seis veces menos que el Callao, nuestro vecino, con quien ahora sí se espera hacer un plan urbano coordinado y estratégico. Eso está en agenda y será un legado, pero debe ser un plan y no un cuento de hadas ni un ejercicio de retórica. 
En este jodido y complejo escenario, en que todos empujan y todo busca sitio cerca y dentro de una ciudad caliente en demandas, caótica en lógicas e invertebrada, donde los déficits son tantos y los procesos tan complejos, ese plan urbano no puede ser cualquier plan.
No puede ser ingenuo ni una pieza clásica de Wishful Thinking. No puede ser solamente un dibujo acuarelado. Y menos aún una carta a Papá Noel. Porque no hay Papá Noel.
El plan urbano que Lima necesita debe corregir los errores de otros planes cuyos dibujos nunca se parecieron a la ciudad real.
El territorio de Lima hoy es un imán de invasiones. Y lo será más. El plan no puede hacerse con una lógica que requiera un enorme control policiaco.
Y faltando recurso público, siendo Lima una ciudad pobre, necesita entender y usar la lógica de lo privado para hacer ciudad valiosa. Y no como ahora, que hay un divorcio (salvo en vialidad) y que lo privado es desalentado y visto con sospecha, imprecisiones y “tramitocracia”, y entonces se orienta a fabricar islas y ciudadelas en vez de sembrar y hacer ciudad valiosa. Que es lo que haría que ganemos todos y que gane Lima.
El balance de estos tres años, hecho ayer, es importante, aunque incluye frustraciones y errores. Y el reto y agenda de este año final de esta alcaldía es que el futuro empieza hoy. Con obras sin demoras. Con planes que lo sean de verdad. Con decisiones, con gestión eficaz, con calendario en mano.
Feliz aniversario, Lima.

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