viernes, 4 de octubre de 2013

CRISIS EDUCATIVA EN EL PERÚ

POLITIQUERÍA Y CRISIS DE LA EDUCACIÓN PERUANA

Por: Billy Crisanto Seminario

La ola de denuncias y escándalos en nuestro escenario político puede ser abordada desde diferentes ángulos. El educativo es uno de ellos, pues nos guste o no, los protagonistas fueron formados en el mismo sistema que forma a todos los peruanos. Veamos. Está comprobado que la solidez moral, y la correspondiente práctica de valores, se desarrollan entre la niñez y la juventud. Consecuentemente, nuestros políticos (en mayor o menor grado) son el producto de la educación que recibieron, y son finalmente un cuestionamiento al papel de nuestro mismo Estado-nación.

En esta línea de pensamiento existen problemas estructurales y coyunturales. De los primeros mencionaremos algunos lastres de nuestra educación como, por ejemplo, el conformismo y el resentimiento. El primero no sólo paraliza todos los intentos de superación profesional, sino que obstaculiza los esfuerzos de los demás. El segundo por su parte, genera pugnas y enfrentamientos que terminan afectando directamente a los educandos. Lamentablemente, esto se produce en todos los niveles y estamentos de nuestro sistema educativo. Desde el trabajador de servicio que no limpia adecuadamente los ambientes, hasta el ministro (o ministra) de educación, a quien le faltan las agallas para aplicar una profunda reingeniería al sistema.

Uno de los problemas coyunturales se manifiesta, por ejemplo, en la cerrada negativa de las universidades nacionales a todo lo que signifique cambios en su normatividad. Merced a mal entendida “autonomía”, estas casas de estudio se muestran inoperantes al momento de resolver problemas que desde hace muchos años afectan a los otros niveles educativos. Quizá el lastre más difícil de erradicar es su obsoleto sistema de ingreso, el cual obedece a intereses económicos. En efecto, lo que se niegan a perder es el jugoso negocio de sus centros pre universitarios. Se da entonces la paradójica realidad de que, mientras algunos colegios y docentes se esfuerzan por educar a los jóvenes para la vida, a la universidad sólo ingresan aquellos que han sido entrenados para resolver un examen de manera mecánica y memorística. Consecuencia de ello son también los publicitados colegios pre universitarios que en la práctica constituyen academias de cinco años de duración.

Hemos señalado sólo uno de los problemas puntuales que entorpecen todo intento por mejorar la calidad de nuestra educación. Hemos mencionado también que existen males de naturaleza estructural que alimentan un círculo vicioso de mentalidades negativas para todo cambio. Hablamos del conformismo y del resentimiento que anida en muchos peruanos. En medio de ese panorama adverso hay excepcionales experiencias exitosas que mantienen viva la esperanza de que las cosas puedan cambiar. No obstante, ese mismo sistema educativo con tantas deficiencias e intereses particulares, es el que (la palabra es dura) ha engendrado a buena parte de nuestros políticos, quienes más de una vez, ha protagonizado vergonzosos episodios. Llegamos a una inexorable conclusión final. Mientras no apostemos por una reforma integral (y debidamente financiada) de la educación no lograremos encaminar a nuestro país por la senda del desarrollo, ni tendremos políticos probos y competentes.

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