SUPERINTENDENCIA DE UNIVERSIDADES PARA CORREGIR DESENFRENOS DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE RECTORES DEL PERÚ
Escribe:
Gerardo Alcántara Salazar
Catedrático peruano
Doctor de la Universidad de Buenos Aires, Área Ciencias Sociales
A juzgar por los actos del CONSEJO NACIONAL PARA LA AUTORIZACIÓN DE FUNCIONAMIENTO DE UNIVERSIDADES (CONAFU), creada en su seno por la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) se llega a concluir que esta institución se ha descalificado para reclamar derechos a nombre de la autonomía universitaria.
Algo extraordinario sucede en las universidades peruanas que resulta difícil, casi imposible, encontrar rectores con perfil e inquietudes académicas.
Si a las universidades peruanas se las tuviera que juzgar por la mayoría de sus más altas autoridades podría declararse el sistema universitario en emergencia. Si la mayoría establece la normalidad y si esa mayoría es la de la ineptitud, el diferente termina convertido en marginal.
La ANR no solamente autoriza el funcionamiento de universidades, sino que también designa las comisiones de orden y gestión para intervenir universidades que se enredan en conflictos internamente insolubles. El criterio para integrar estas comisiones no es la meritocracia académica, sino la circunstancia de haber ejercido como rector o vicerrector.
La Asamblea Nacional de Rectores (ANR) se ha excedido privilegiando esa normalidad signada por la ineptitud. Viene realizando un sacrilegio amparándose en la autonomía universitaria. ¿Existe alguna evidencia para tan temeraria afirmación?
A quien lo dude y tenga un mínimo de sensibilidad para sentir indignación, le invito a que revise esta página de CONAFU: http://www.anr.edu.pe/conafu/univer.html, que trata de las UNIVERSIDADES Y ESCUELAS DE POSTGRADO BAJO LA COMPETENCIA DEL CONAFU, cincuenta y cinco en total. Basta hacer click en cada una de esas “instituciones” y verá qué “selectos” ─”selectísimos”─ directorios hay en cada una de estas universidades y escuelas de “posgrado”.
¿Para eso quieren autonomía los señores de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR)?
¿Cuántos diplomas de magíster y doctor procederán de esas “UNIVERSIDADES Y ESCUELAS DE POSTGRADO BAJO LA COMPETENCIA DEL CONAFU”?
Resulta extraordinariamente grave. No quiero utilizar conceptos de los más fuertes que se suelen usar para designar conductas tan anómalas, simplemente recurriré al registro lingüístico más suave de la sociología y diré que se trata, obviamente, de una situación terriblemente anómica.
Si la normalidad lo establece la mayoría, ¿qué deben hacer los que no forman parte de esa normalidad? ¿Cómo se protegen?
Si durante su período de estudiantes hicieron de la universidad el escenario de sus arbitrarias inquietudes, es temerario que no entiendan el rol que juegan como catedráticos y rectores y que no hayan preguntado qué es una universidad como institución histórica y cuáles son los roles de las universidades en la Era del conocimiento.
El problema radica en su visión sincrónica, a-histórica y precaria, por decirlo suavemente.
Siendo así como son, ¿cómo pueden participar en el proceso de evaluación y acreditación universitaria? Dicen que no están de acuerdo con las reglas de la “globalización”, algo así como queriendo decir que ellos proceden con otras reglas. ¿Mejores o peores? O ¿simplemente funcionan sin criterios?
El CONAFU tiene la misión de evaluar y aprobar la creación de nuevas universidades. Por disposición del ejecutivo, desde el 2012 ya no se aprueban nuevas universidades porque el país está ya sobredimensionado en ese aspecto pero sin respetar estándares internacionales.
Los rectores de las universidades peruanas no quieren admitir que estamos no solamente en un nuevo siglo, sino también en un nuevo milenio y a pocos años del bicentenario de la independencia.
Los integrantes de la Asamblea Nacional de Rectores no quieren enterarse que estamos en una era en que la economía ya no depende de la fuerza física de hombres y animales, sino fundamentalmente del conocimiento y que países como Perú si no generan la nueva economía no podrán evitar la depredación de la naturaleza.
La ANR quisiera que para los peruanos no rijan los criterios meritocráticos que impulsa a los países desarrollados. Es como si quisieran que para participar en el mundial de vóley o para ingresar al mundial de Brasil 2014, a Perú, por no tener el mejor fútbol, se lo evaluara con criterios de futbolistas disminuidos.
La Universidad de Shanghái de la futura ponencia mundial, China, tiene los criterios totalmente objetivos para evaluar universidades. En este orden: 1) Cuántos catedráticos laureados con el Nobel tiene cada universidad. 2) Cuántos profesionales laureados con el Nobel egresaron de la X universidad. 3) Cuántos catedráticos laureados con el premio Field (el Nobel en matemáticas) son catedráticos ordinarios en tu universidad. 4) Cuantos profesionales laureados con el Premio Field estudiaron en tu universidad. 5) Cuántos artículos científicos publican tus catedráticos en la revista Nature. 6) Cuántos artículos científicos publican tus catedráticos en la revista Science. Cuántos libros altamente citados escriben y publican tus catedráticos.
Los señores de la Asamblea Nacional de Rectores no se han enterado o se rebelan por completo contra criterios meritocráticos que rige la vida universitaria en el Tercer Milenio.
Si tuvieran conocimiento y además fueran responsables considerando que ya tenemos exceso de universidades sin ninguna posibilidad de alcanzar estándares dignos en el contexto universitario internacional y utilizaran criterios no tan exigentes como los que exige la Universidad de Shanghái, pero cuando menos preguntaran qué carreras se impartirán en la nueva universidad, deberían exigir, para autorizar nuevas universidades adecuada infraestructura, biblioteca especializada y laboratorios, además de plana docente nombrada, elegida de acuerdo a los criterios no previstos en épocas anteriores, entre los cuales deberían existir investigadores, entre ellos cuando menos un pequeño porcentaje de profesionales graduados dignamente en alguna de las 500 mejores universidades del mundo. Si esos requisitos no se pueden cumplir, ¿qué sentido tendría crear nuevas universidades?
Porque tener más de lo mismo es infectar el ambiente. En algún momento escribiré cómo se hicieron las universidades norteamericanas. El criterio no fue hacer dinero con ellas, sino formar los profesionales que tuvieran por lo menos la calidad de los egresados de las universidades Oxford y Cambridge.
Pero a los integrantes de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) se les ha ocurrido autorizar el funcionamiento de cincuenta y cuatro “universidades” para impartir directamente maestrías y doctorados, sin el mayor respeto a la sociedad peruana, como si estuvieran autorizando el funcionamiento de kioscos en las calles para vender refrescos al paso.
¿Y quiénes por favor, quiénes serán los catedráticos? Esto es una estafa. Es una burla. Tendremos tantos doctores, con diplomas sin valor alguno como esos inmensos fajos de billetes que emiten países en procesos hiperinflacionarios, como sucedió con el inti en el Perú en la década de los ochenta del siglo pasado.
¿Cuánto creen que valdrán ─académicamente─ esos cientos, quizá miles de diplomas de magíster y doctor?
¿Para eso quiere autonomía universitaria la Asamblea Nacional de Rectores?
Esas “UNIVERSIDADES Y ESCUELAS DE POSTGRADO BAJO LA COMPETENCIA DEL CONAFU” deberían ser observadas por quienes integren la SUPERINTENDENCIA DE UNIVERSIDADES que reemplace a la ANR, la cual obviamente se ajustará a las exigencias de un país que tiene derecho a convertirse en moderno.
Esta deberá ser una de sus primeras acciones apenas se aprueba la nueva ley universitaria y se implemente la SUPERINTENDENCIA NACIONAL DE UNIVERSIDADES.
Obviamente, la Autonomía Universitaria en cada universidad del país no está en cuestión.
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