La repartija al desnudo
Por: Domingo García Belaunde
Con inusual rapidez, se publicó en días pasados una resolución legislativa que aprobaba, en un solo instrumento, el esperado nombramiento de seis nuevos miembros del Tribunal Constitucional, tras largas vacilaciones y retrocesos. El vendaval de críticas desatadas desde entonces ha puesto en serio entredicho tales nombramientos, que han quedado algo en el aire, pues casi todos los elegidos han puesto el cargo a disposición del Congreso, que es lo mismo que entregar una renuncia condicionada. ¿A qué se ha debido esto?
Se dice que la mitad de ellos no reúne los perfiles que corresponden al Tribunal Constitucional, y los medios no han hecho nada mejor que ensañarse con ellos, al extremo de condenar incluso el derecho de defensa, uno de los pilares de las democracias avanzadas. Sea lo que fuere, lo cierto es que de los seis nombrados, solo tres de ellos se presentan como “neutrales” y calificados para el cargo y los otros tres como “cuestionables”, esto es, que más allá de sus méritos, no merecen [sic] ser elegidos. Se critica al Congreso haber nominado en bloque a todos ellos, y con una alta votación rara vez vista: 95 votos.
Lo cierto es que estamos ante un hecho consumado, que realmente no veo por dónde pueda encontrársele nulidad. La fórmula, pues, tiene que ser otra. Y pienso que ella consiste en lo siguiente: aceptar las puestas a disposición, pero solo de aquellos que se consideran “cuestionados”, quienes, por acuerdo de la junta de portavoces, no deberían jurar en el plazo de ley, con lo que devendría automáticamente la vacancia de dichos tres.
Solo jurarían los llamados “neutrales”: Ernesto Blume, Francisco Eguiguren y José Luis Sardón, cuyos méritos todos han reconocido como muy calificados. Se produciría así una ansiada renovación del 50% de sus miembros, en un Tribunal Constitucional que sigue trabajando bien, con plena legitimidad y con fallos audaces.
¿Qué hacer con las tres vacantes así producidas? Se dejarían para más adelante, cuando el vendaval de pasiones desatado amaine en algo. Habrá que ver en su momento una lista de candidatos, que podría incluir a los ahora “cuestionados” y otros más, en un sereno estudio de la situación.
He puesto “repartija” en el título pues quería llamar la atención sobre este hecho. Pero estoy convencido de que el “cuoteo” o “lotización”, como se llama en la doctrina italiana, es perfectamente legítimo y democrático. Pero, a diferencia de los congresos europeos que eligen magistrados constitucionales, allá los propuestos generalmente cumplen el perfil requerido y no tienen los cuestionamientos que aquí se estila.
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