Algunos dirigentes, líderes y representantes políticos partidarios pepecistas, se hinchan el pecho en su oficina, en su escritorio, o en algún lugar selectivo comodaticio de élite, y acomodados placidamente cobran sus dietas, que les da la representación política de nuestro partido. Saben que representar una doctrina
trabajada laboriosamente por nuestros Patricios fundadores y con el esfuerzo de los dirigentes antiguos; ensalzada en lo mas profundo de cada ser personal de los dirigentes sociales de bases y de la militancia de a pie; de esa que no necesita oficina ni escritorio para sentirse pepecista. Pues sabe y conocen que la doctrina pepecista no es teórica, sino práctica. La praxis le da vida y esa vivencia es la acción; y acción, es el fermento que motiva al impulso de luchar por ver un país más humano, más justo, más solidario con los seres humanos. Aquellas mayorías que no teniendo conocimiento de la ley ni educación para entenderla y reclamarla, se convierten en la inmensa muchedumbre de los que llamamos pobres. Los excluidos de toda atención y gestión del Estado.
Ser Social Cristiano es vivir y entender el problema social. Es mostrar actitud y acción para buscar solución a los efectos del problema social.
El problema social no es una construcción mental levantada por filósofos, sociólogos e intelectuales eruditos que quieren presentar una visión original del mundo. El problema social es un hecho, algo que está sucediendo cada día y que basta con asomarse a la vida - dándose una caminata en los extramuros y zonas periféricas - para contemplarlo.
El gozar placidamente de los emulentos y la valoración egoísta personal que les da el usufructo del cargo, y OJO,
obtenidos con el sudor, lágrimas y el esfuerzo de la militancia, Y QUE NO TRASCIENDAN DOCTRINARIAMENTE
CONSTRUYENDO PARTIDO - Es correr el riesgo, con el eminente peligro de INSENSIBILIZARNOS Y OLVIDAR LA REALIDAD - al vivir cómodamente solo usufructuando el cargo político - desconociendo "in situ" las luchas sociales y económicas, en que se debaten dos de cada tres personas que viven en nuestra patria; asumiendo la realidad de los conflictos sociales que día a día nacen, crecen y explotan en estallido social. Aquí más que nunca es necesaria una ACTITUD carente de prejuicios. Ni mantenerse encasillado en una mentalidad arcaica que piensa que todo esta bien y que el mal que existe es inevitable, ni dejarse arrebatar y arrastrar por un falso sentimentalismo obrero, social, o indeginista demagógico, que deprimido por la justicia, acumula resentimientos y se lanza a la lucha de clases.
Ser Social Cristiano significa realizar una toma de conciencia e ir al contacto con el sufrimiento, la pobreza, el trabajo. La incultura.
Hay que zambullirnos en la realidad y abrazarla en todas sus
dimensiones por feas y dolorosas que sean. Hay que bajar al
suburbio y vorágine de la vida juvenil, meterse en los
pueblos jóvenes, subir los cerros hacinados de seres
humanos que viven sin servicios básicos ni atención del
Estado, sentarse a hablar con los trabajadores e
interrogarlos sobre sus problemas, adentrarse aun más a los
pueblos olvidados de las comunidades campesinas e
indígenas, engullidos por la voracidad de la rentabilidad
económica en lugar de la protección y la preservación de
la vida. Es allí donde debemos de aprender lo que es la
praxis de nuestra doctrina.
No se trata de que se esté en contra o
ha favor del CAPITAL Y LAS INVERSIONES. ¡Bienvenidos sean!
Pero respetando los derechos elementales de vida.
¡Bienvenida la INVERSIÓN ! Pero que
reparta con equidad y justicia la riqueza extraída. No como
sucede ahora, donde invierten 10 y ganan 90; y cada año van
noventuplicando la ganancia angurrienta , sin importarle los
daños colaterales - que son reglas universales de
protección al ser humano - y que deben obligatoriamente
respetar.
Yo pregunto: Si Uds. Vivieran en la
Molina y por obra y gracia del destino se descubriera oro en
los cerros circundantes de su distrito. Viene la INVERSIÓN
- así de sopapo - se instala y comienzan a circular
vehículos y maquinarias contaminando el ambiente donde
viven, púes de hecho circularan por sus calles regando los
agentes patógenos producidos por la mina. Más después se
dan con la sorpresa que la vegetación de su fauna, sus
áreas verdes, parques y jardines SE VAN SECANDO producto de
la contaminación de la explotación del mineral; de pronto
se dan una vuelta a la zona de explotación de la mina y se
asustan al ver un hueco profundo en más de 100 hectáreas ,
que como serpentín se va hundiendo más y más en su
ciudad. ¿Qué harían Uds.?
¿No protegerían a su familia? ¿A sus
hijos, a sus padres? Luego a sus animales, sus mascotas y
sus aves etc. etc. ¡PROTESTARÍAN! ¿No es así?
Lo primero que harían, alucino, sería
exigir al Estado los reubique en otra área más saludable;
segundo: exigirían una indemnización a la mina (el
capital) valorando al 1,000% su reubicación, y tercero:
Como ven que esa mina esta ganando excesivamente y no paga
lo que es la ley (por la corrupción de sus contratos), le
exigirían al Estado que le cobre lo que dice el estándar
internacional, la explotación de su suelo. NO EN VANO LOS
ESTAN PERJUDICANDO contaminando su suelo y el medio
ambiente. Vamos es un ejercicio mental para hacerlos sentir
y razonar y se pongan en la misma realidad, conforme sufren
los que son invadidos por el capital, e insten a los pro
mineros, cumplan con los estándares internacionales de
calidad ambiental; si esto no sucede, se darán cuenta de la
IRRACIONALIDAD de sus gobernantes, que no ven el efecto
social ni ambiental del derecho a la vida, en lugar de la abusiva parcialización con don dinero. ¿O me equivoco?
No se trata de ser comunista o violentista para entender el problema social - ES DE SENTIDO COMÚN - Qué los comunistas o los violentistas NOS GANEN en la acción. ¡He allí la cuestión?
Tenemos una doctrina genuina, que no solo sirve para elevar egos ni inflar el pecho mediático. Debe servir para lo cual fue concebida por nuestros patriarcas fundadores. EL DE LLEGAR AL
PODER.Comencemos a ensuciarnos los zapatos y ha trajinar
permanentemente por los pueblos olvidados, auscultando la
realidad y sintiendo en carne propia la acción de realizarla.
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