Nº 111 – 31 julio 2013 – Grover Pango Vildoso
LLOVIENDO SOBRE MOJADO
Lo más elegante con que se ha juzgado el mensaje
presidencial de este año ha sido: no
decir nada inconveniente ya es bueno. Sin duda así lo será en otras
latitudes, pero entre nosotros -país tan envuelto en las incertidumbres- ese
cauteloso silencio puede complicar más las cosas.
En el año 2012 en materia educativa se mencionaron tres
asuntos de considerable importancia: mejoramiento de aprendizajes, el
magisterio y la modernización de la gestión. En estos mismos ámbitos muy poco ha
dicho el Presidente. Preocupa sobremanera que todos los esfuerzos de tantos
años, destinados a poner a la educación como un TEMA NACIONAL y no sectorial,
que debiera ocupar la primera de las prioridades, vuelva a subsumirse como uno
más que se pierde entre tantas otras preocupaciones. Ni siquiera relacionado
con otro problema urgente de nuestra actualidad como es la inseguridad ciudadana.
Deberemos entender mejor si es real y efectivo que los 248,000
docentes que mencionó el Presidente Humala como incorporados al régimen son
aquellos que se hallaban en ejercicio cuando se dio la “ley de la reforma
magisterial” en noviembre del año anterior. Reconozcamos que es casi un
eufemismo, porque hasta ahora no hay concurso de ingreso a la nueva Carrera
Pública Magisterial ni de acceso a nuevas escalas para quienes están en
servicio.
Hubiera sido siquiera un respaldo señalar la existencia
del Plan Perú Maestro, interesante documento con COMPROMISOS para el bienio
2013-2014 que ha entregado el Ministerio de Educación. Entre varias promesas
destacamos de allí, porque es urgente, la convocatoria al concurso de
directores que ya está en marcha. La cobertura de esas 15,000 plazas de
directores enfrenta dificultades provenientes de su propio diseño, como
resultado del cual hay enfrentamientos con los directores actualmente en
funciones. Pero por ahí pueden comenzar, en términos reales, las posibilidades
de obtener mejoras en la calidad educativa mediante la gestión, cuando se
cuenta con un líder institucional idóneo como lo debe ser un buen
director/directora. Seguramente la Ministra del sector dará y ampliará en
adelante las informaciones que se le soliciten sobre este y otros asuntos, pero
la oportunidad de hablarle al país desde el sitial y la circunstancia del
mensaje presidencial es incomparable y se ha desperdiciado.
No puede ser sólo un ritual que el Presidente de la
República se dirija al país desde el Congreso. Lo hace porque es la Casa de las
Leyes, porque lo que acuerda el Congreso lo debe cumplir el Ejecutivo. Por ello
nada de lo que ocurra en el Congreso puede serle ajeno al Presidente y no se
puede ver como una intromisión que el Primer Mandatario exprese lo que le
preocupa delante del Congreso y de todo el país, porque de esa manera se busca
coherencia y se ejerce liderazgo. Pero nada se ha dicho de la Ley Universitaria,
que se halla en discusión, que ha obtenido pronunciamientos unánimes de
rectores y ha sacado a las calles a los universitarios. Nada tampoco de la Ley
de Organización y Funciones del Ministerio de Educación, sin la cual cada nivel
de gobierno sigue sin saber con claridad cuál es su obligación en el proceso
educativo. Y esto es fundamental para la descentralización, citada sólo por
cumplir en el mensaje.
Finalmente, como suele ser entretenido
jugar con cifras, en el mensaje se utilizó UNA SOLA VEZ la palabra “docentes” y
NINGUNA VEZ las palabras “magisterio” o “maestro”. Pero hubo aplausos
“espontáneos” 82 veces que interrumpieron los 63 minutos de lectura. Para
algunos el mensaje fue muy emocionante.
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