Los límites de la libertad
La discusión sobre libertad de prensa llegó aquí cuando un comentarista de radio se salió de la ropa para decirle todos los agravios de su repertorio a un entrenador. Cuando alguien sugirió que a ese comentarista deberían suspenderle la licencia, este alegó en defensa de la libertad de prensa. ¿Puede usted trazarnos los límites de la libertad de prensa?
Reinaldo Vargas
Reportero
Lima, Perú
Reportero
Lima, Perú
R.- La primera afirmación que encuentro entre los expertos es que la libertad tiene límites. Esta afirmación contradice una idea común: que para la libertad no hay límites. Son límites que indican que la libertad no es un absoluto. No se busca la libertad por la libertad misma; se quiere ser libre para algo. En el caso del periodista, la libertad sirve para llegar a la verdad, para hacer una información sin dependencias, para llegar a todas las personas sin restricciones.
Caen por su base, en consecuencia, todas las ideas comunes sobre ser libre para hacer lo que uno quiera; esa sería la consagración del capricho como obra de la libertad. La voluntad propia no es el límite.
Si cada persona nace con ese impulso interior hacia la libertad es porque en ese impulso está la dirección hacia un desarrollo pleno de las capacidades del ser humano
Por tanto, se es libre para alcanzar los más altos niveles de humanidad; van ligados por eso el proceso de ser libres y el desarrollo humano hacia la excelencia.
En el periodista la libertad potencia sus condiciones para ser excelente; es parte de la construcción de esa libertad, tanto la capacitación técnica como su orientación ética; por ninguna parte se ve que un periodista deba ser libre para agraviar a otros o para amañar las informaciones. Por el contrario, toda acción profesional de calidad hace más libre al periodista y su libertad declina cuando su ejercicio profesional se vuelve rutina o es de mala calidad.
Documentación
La libertad de prensa no es escribir todo lo que queremos, o todo lo que se nos ocurre o todo lo que pensamos. En los periódicos hay montones de colaboradores que escriben cuanto disparate les vine a la mente y se los publican. Pero la libertad de prensa es otra cosa. Es, por ejemplo, la posibilidad de cuestionar, de profundizar y de procesar una noticia con total honestidad. Desde el punto de vista del lector es recibir esa información organizada, bien escrita, sin flecos, ñoñerias ni paternalismos. Y esto puede hacerse en todas las secciones del periódico o del noticiero, porque existe la errónea impresión de que cuando salimos de las noticias de corte político, de las policíacas o de las finanzas, ya nos podemos entregar a la bachata rosa. Yo me pregunto, por ejemplo, por qué no puedo aspirar a leer una noticia de espectáculos que no sea una noticia, una entrevista, o una reseña complaciente, o lo que es peor, insoportablemente cortesana.
Yo creo que cualquier día es perfecto para recordarle a los profesionales de la prensa las grandes enseñanzas de los grandes periodistas de siempre, de los profundos, de los aguerridos, a veces despiadados, pero elegantes, cultos y ponderados. Ellos nunca concibieron las redacciones como un lugar para hacerle el juego táctico y estratégico al entretenimiento. Eran muchachos duros y nosotros también debemos serlo.
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