HOMILÍA
SOLEMNIDAD DE
NUESTRA SEÑORA DE
LA MERCEDES
SANTA MISA CON LAS
FUERZAS ARMADAS
BASÍLICA CATEDRAL
DE PIURA
Nuestra
Mechita, siempre con nosotros
Con profunda piedad nos reunimos esta mañana en la Casa del
Señor para renovarle a la Virgen Madre de Dios, que es para nosotros los piuranos
“Nuestra Señora de las Mercedes”, nuestra querida “Mechita”, nuestro amor de
hijos y pedirle que así como ayer, hoy nos siga cuidando y guiando, porque Ella
es realmente nuestra “Mamita”, es decir la Madre que despierta el corazón
filial que duerme en cada hombre, desarrollando en nosotros la vida del
bautismo por la cual fuimos hechos hijos de Dios en Cristo. A la vez, la
maternidad espiritual de María, hace crecer en nosotros la fraternidad. Así
María hace que la Iglesia se sienta familia.[1]
Nuestra “Mechita” es además la “Estrella de la
Evangelización siempre renovada”. Así la proclamó el Beato Juan Pablo II en su memorable
e histórica visita a nuestra Ciudad el 04 de febrero de 1985, ya que bajo su
guía maternal llegó la fe cristiana a Piura y desde Piura al Perú entero. Por
eso nos dirigimos hoy a Ella para encomendarle todos nuestros trabajos
evangelizadores, para pedirle que nos ayude a evangelizar en lo hondo, en la
raíz, en la cultura del pueblo, para que así el Evangelio se haga más carne,
más corazón en nuestra Región y en el Perú.
De manera especial le pedimos hoy a la Madre de todas las
Mercedes, que nos anime a “echar las redes en el mundo, para sacar del
anonimato a los que están sumergidos en el olvido y acercarlos a la luz de la
fe”.[2]
Hagamos realidad la restauración de su
Santuario de Paita
Nuestra Señora de las Mercedes desde su Santuario de Paita,
nos acompaña con amor desde lo albores de nuestra historia. Cuántas gracias
recibidas del Señor a través de su Inmaculado y Doloroso Corazón, cuántas
bendiciones personales y sociales recogidas de sus manos en estos casi cinco
siglos de historia con nosotros, cuántas almas que Ella personalmente ha conducido
al encuentro de vida con su Hijo, el Señor Jesús, arrancándolas del pecado y de
las garras del demonio. En una palabra cuánto amor de Madre nos ha prodigado y
nos sigue dispensando desde su Casa de Paita.
Por ello como un signo de gratitud, pero sobre todo de amor
de hijos, invoco a todos a sumarse, no con la retórica de la palabra sino con
la de la generosidad efectiva, a hacer realidad el proyecto de restauración de
su Santuario de Paita. El Pueblo fiel y sencillo, que sabe que encuentra a
María en la Iglesia Católica, ha colaborado en los últimos dos años de manera
muy generosa con cerca de un millón seiscientos mil nuevos soles para hacer
realidad este anhelo, pero hoy necesitamos complementar este gran esfuerzo con
el apoyo del Gobierno Regional, de los Gobiernos Locales y del empresariado privado.
Mi llamado a que no desoigan, no sólo el pedido del Pueblo
de Dios, sino sobre todo a María que como en Guadalupe también nos dice a los
piuranos: “Mucho quiero, mucho deseo, que aquí me levanten mi casita sagrada en
donde lo mostraré (a Jesús), lo ensalzaré al ponerlo de manifiesto, lo
entregaré a las gentes en todo mi amor personal, a Él que es mi mirada
compasiva, a Él que es mi auxilio, a Él que es mi salvación”.[3]
Hermanos, es lo menos que podemos hacer por Ella quien
durante todos estos siglos no ha cesado de conducirnos a Jesús, de abrirnos al
Evangelio y de invitarnos a su obediencia: “Haced lo que Él os diga” (Jn
2, 5). Es lo menos que podemos hacer por Ella, la Mujer fuerte de la fe, quien
conociendo la pobreza y el sufrimiento, la huida y el exilio, la soledad y el
dolor, es refugio y auxilio, consuelo y fortaleza para tantos de nosotros
abatidos por los dolores y pruebas de la vida.
Madre y Mariscala de nuestras Fuerzas
Armadas
Nuestras
Fuerzas Armadas tienen en ”Nuestra Señora de las Mercedes” a su Madre y
Mariscala. A lo largo de nuestra historia, “La Mechita” ha sido distinguida con
grandes títulos lo cual evidencia el amor filial que el Perú y nuestros militares,
aviadores y marinos le tributan. “Nuestra Señora de las Mercedes”, fue
proclamada “Patrona de los Campos del Perú” por el Cabildo el 20 de septiembre
1730 y como “Patrona de las Armas de la República” por el Congreso Nacional en
1823. El 24 de septiembre de 1921, fue coronada canónicamente con ocasión del
primer centenario de la Independencia como “Gran Mariscala del Perú”,
oficializándose este título el 23 de septiembre de 1969, junto con el de
“Patrona de las Fuerzas Armadas”. Por ello su imagen ostenta en su mano derecha
junto con el santo escapulario, el bastón de Mariscala. Por todas estas razones
y con justicia, los peruanos que visten el uniforme de la Patria, la tienen
como su Madre y Reina, y le rinden el día de hoy el homenaje de su devoción y
amor filial. Hoy queremos poner bajo el manto maternal de Santa María de las
Mercedes a los miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Policiales así como a sus
familias, para que la Madre los proteja de todo peligro y los ayude a ser
fieles a su vocación y misión, y así honren en todo momento el uniforme que
visten y sean dignos herederos de Grau, Bolognesi, Quiñones y Santos Mateos, jamás
olvidando que vuestra sangre y honor está en Angamos, Arica, Quebrada Seca, en
el Alto de la Alianza y hoy en día en el VRAEM.
A nuestras Fuerzas Armadas les rendimos sincero homenaje y
al hacerlo pienso en tantos hombres y mujeres en uniforme que llenos de fe en
Jesús, aman la verdad, promueven la paz y sirven al Perú con honestidad,
defendiéndolo de sus amenazas externas e internas, en particular hoy en día del
narco terrorismo.
Homenaje a nuestras Fuerzas Armadas y
Policiales
Al respecto
de esto último, e interpretando el sentir de todos los presentes, quiero
expresarle a nuestras Fuerzas Armadas y Policiales nuestra más sincera felicitación
por los recientes golpes asestados contra el narco terrorismo en el VRAEM
basados en el derecho a la legítima defensa que tiene la sociedad cuando sufre una
injusta agresión como la del terrorismo que compromete el bien común de todos
los peruanos.[4]
Nuestra gratitud a nuestros soldados, marinos, aviadores y
policías que con su actuar decidido y su amor por el Perú nos garantizan la
soberanía, la paz y el desarrollo nacional, imponiéndose a un grupo
delincuencial que fingen ser peruanos. Desde 1999 hasta la fecha han sido
asesinados en el VRAEM alrededor de 220 militares y 56 policías, los cuales han
ofrendado sus vidas por el Perú y por nuestra paz. Que su memoria no sea
olvidada y que sus familias sean adecuadamente atendidas por el Estado Peruano.
En esta lucha no debemos bajar la guardia, debemos seguir unidos como un solo
puño, como un solo equipo todos los peruanos. La violencia terrorista que
amenaza, hiere y mata sin discriminación es inmoral, diabólica e injusta. El
narcotráfico destruye a la humanidad y en particular a nuestra juventud, y además
corrompe y fomenta la idolatría del dinero que esclaviza al hombre.
Recientemente leí en un artículo periodístico las declaraciones
de un ex Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas expresadas a
propósito de las recientes operaciones militares en el VRAEM en las cuales
señalaba que cuando visitó la base principal en Pichari hace algunos años
atrás, “ésta ni siquiera tenía teléfono, ni siquiera estaba cercada, era un
campamento nomás”.
Por ello reiteramos una vez al Supremo Gobierno que no descuide
su responsabilidad de equipar adecuadamente a nuestras Fuerzas Armadas y
Policiales. Sin lo equipos adecuados son poca las posibilidades de una acción
operacional eficaz y nuestro personal militar pierde habilidades y capacidades adquiridas
al no poder ejercitarse adecuadamente, habilidades que han costado muchísimo
esfuerzo y dinero en lograrlas.
Queridos miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Policiales:
Gracias por vuestra valiente labor en pro de la pacificación del Perú. Gracias
por la ayuda que prestan diariamente a través de tantas misiones humanitarias y militares que llevan a
cabo en las zonas más pobres y alejadas de nuestra Patria, misiones que los exponen
a menudo a no pocos peligros y a grandes sacrificios. Como les decía el Beato
Papa Juan Pablo II: “Vuestra experiencia diaria os lleva a afrontar situaciones difíciles y, a veces, dramáticas,
que ponen en peligro las seguridades humanas. Pero el Evangelio nos consuela,
presentándonos la figura victoriosa de Cristo,
Juez de la historia. Él, con su presencia, ilumina la oscuridad e
incluso la desesperación del hombre, y da a quien confía en Él, la certeza
consoladora de su asistencia constante. Por más complejas y problemáticas que
sean las situaciones, no perdáis la confianza. En el corazón del hombre jamás debe morir el germen de la esperanza.
Más bien, estad siempre atentos a descubrir y fomentar todo signo positivo de
renovación personal y social. Estad dispuestos a favorecer con todos los medios
la valiente construcción de la justicia y de la paz”.[5]
Los exhorto a que acojan siempre en sus corazones a Cristo.
Él
los ayudará a saber poner la fuerza al servicio de los
grandes valores de la vida, la justicia, la libertad, el bien común y la paz. Sólo
unidos a Jesús, en quien la Verdad y el Amor se funden, podrán seguir
cumpliendo cabalmente y con generosidad sus altísimos deberes y
responsabilidades. Sean cristianos de fe profunda, tengan una convencida
práctica religiosa por la oración y la vida sacramental y sean auténticos
testigos de Cristo en sus ambientes. La vida cristiana potencia y eleva las
virtudes castrenses que están llamados a encarnar y vivir en plenitud. Los
peruanos confiamos en ustedes, con la certeza que nos da la esperanza de que
gracias a vuestro sacrificio y entrega podremos disfrutar de una vida marcada
por la serenidad, el orden y la seguridad.
Vivir la consagración a María
Los invito a tenerle
a “Nuestra Señora de las Mercedes” una profunda piedad filial, no sólo
institucional sino también personal. Ella, la triunfadora de Satanás y en Paita
la vencedora de corsarios y piratas que buscaban robarnos y saquearnos no sólo
bienes materiales, sino nuestra identidad nacional, es decir nuestra Peruanidad
cimentada en nuestra fe católica, los ayudará y fortalecerá en vuestra vocación
y misión de resguardar la intangibilidad de nuestro sagrado territorio nacional
y darnos la seguridad interna que tanto necesita la Nación.
Conságrenle a María todos los días sus vidas y sus tareas. La
consagración a Nuestra Señora sella una alianza especial con Ella en la que se
pone en relieve la vocación de cooperar con la misión que María ha recibido de
Dios de derrotar al mal y de hacer que el Reino de Dios crezca de día en día en
cada corazón y en nuestra sociedad. De otro lado la consagración a María
garantiza la protección de Ella sobre cada uno de ustedes. De esta manera, Ella
la Virgen Fiel, los sostendrá y ayudará en vuestra ardua actividad cotidiana.
Concluyo esta homilía encomendando y consagrando a nuestras
Fuerzas Armadas y Policiales a “Nuestra Señora de las Mercedes” con la
siguiente oración:
Oh María, Madre de todas las mercedes,
tus hijos militares que en la tierra, el cielo y el mar,
hacen buena guardia en las fronteras de la Nación,
y aseguran el orden y la paz para que la Patria,
viva tranquila, trabaje confiada y prospere sin interrupción,
vienen a tu presencia, oh Madre y Mariscala,
para implorar tu protección y consagrarse a tu servicio.
tus hijos militares que en la tierra, el cielo y el mar,
hacen buena guardia en las fronteras de la Nación,
y aseguran el orden y la paz para que la Patria,
viva tranquila, trabaje confiada y prospere sin interrupción,
vienen a tu presencia, oh Madre y Mariscala,
para implorar tu protección y consagrarse a tu servicio.
Como soldados cristianos te piden que les consigas de tu
Hijo Jesús,
fortaleza invicta, fidelidad inquebrantable
y el espíritu de sacrificio llevado,
si fuera necesario hasta el heroísmo.
fortaleza invicta, fidelidad inquebrantable
y el espíritu de sacrificio llevado,
si fuera necesario hasta el heroísmo.
Que no se desalienten ante las carencias y dificultades,
que no los seduzcan los atractivos,
las tentaciones y los halagos del mundo,
que no se desvíen del camino recto de servidores de la Patria,
del bien y de la paz.
que no los seduzcan los atractivos,
las tentaciones y los halagos del mundo,
que no se desvíen del camino recto de servidores de la Patria,
del bien y de la paz.
Que el constante recuerdo de que militan
bajo las banderas de una Nación con limpio historial
y de íntegra tradición católica,
los impulse continuamente a una vida cada vez más intachable
y a una adhesión cada vez más perfecta a la Iglesia de Cristo
y a sus salvadoras enseñanzas.
bajo las banderas de una Nación con limpio historial
y de íntegra tradición católica,
los impulse continuamente a una vida cada vez más intachable
y a una adhesión cada vez más perfecta a la Iglesia de Cristo
y a sus salvadoras enseñanzas.
Que con ellos
también esté,
el glorioso arcángel San Miguel, Príncipe de la milicia celestial;
que estén en su compañía los santos soldados que,
principalmente en los primeros siglos del Cristianismo,
engalanaron con su sangre la fe que profesaban.
el glorioso arcángel San Miguel, Príncipe de la milicia celestial;
que estén en su compañía los santos soldados que,
principalmente en los primeros siglos del Cristianismo,
engalanaron con su sangre la fe que profesaban.
Oh Madre Santísima,
que bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes
guías los pasos de nuestros soldados en el combate;
que bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes
guías los pasos de nuestros soldados en el combate;
Tú que con tus manos dulcísimas
diriges por el azul del cielo a nuestros aviadores;
Tú, que sostienes sobre las ondas vacilantes del mar a nuestros marinos;
recibe sus súplicas y ruegos,
fortifica sus sinceros propósitos
y dígnate presentarlos, para que los bendiga,
tu divino Hijo, Jesucristo Señor nuestro,
que con el Padre y el Espíritu Santo
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
diriges por el azul del cielo a nuestros aviadores;
Tú, que sostienes sobre las ondas vacilantes del mar a nuestros marinos;
recibe sus súplicas y ruegos,
fortifica sus sinceros propósitos
y dígnate presentarlos, para que los bendiga,
tu divino Hijo, Jesucristo Señor nuestro,
que con el Padre y el Espíritu Santo
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
San Miguel de
Piura, 24 de septiembre de 2013
Solemnidad de
Nuestra Señora de la Merced
X JOSÉ ANTONIO EGUREN ANSELMI,
S.C.V.
Arzobispo Metropolitano de Piura
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