Roque en su laberinto
En recientes declaraciones Roque Benavides, uno de los principales líderes empresariales del país afirmó que quienes señalan que el Perú es una economía primario-exportadora mienten. El Perú es una economía como lo es (la del) Japón, principalmente de servicios” agregó. Finalmente el empresario minero señaló que “la minería solo representa en el Perú cerca del 14% del PBI y, por lo tanto, no puede ser considerado una economía primario exportadora.”
Cómo tomar las declaraciones del ex presidente de la CONFIEP. ¿Nuestro país ha dejado de tener una economía primario exportadora y no nos hemos dado cuenta? ¿Vivimos en una economía como la japonesa y no hemos reparado en ello?
En realidad lo que Benavides no menciona es que las actividades mineras (y en menor medida la de hidrocarburos) representan un 63.8% de las exportaciones nacionales, mientras que las del sector servicios llegan apenas a un 5.7%. Es obvio entonces que la actividad minera genera la mayor cantidad de divisas para el país y además de ser responsable de un 30% del Impuesto Renta de tercera categoría. Ambos elementos son esenciales para el desenvolvimiento del Perú. Los recursos generados por la minería han permitido financiar no sólo el sostenido crecimiento del presupuesto público y del canon, sino también financiar una economía ávida de importaciones como la peruana. El minero es el sector que mayores indicadores de productividad y de excedentes de toda la economía nacional. Este último que funciona como indicador de las utilidades que este sector económico genera, alcanza un 54%.
Si se observa el caso de Japón, país con el que Benavides ha buscado compararnos, se apreciará que el 58% de las mercancías que ese país exporta son vehículos y maquinarias para el transporte, y en un segundo lugar productos químicos y relacionados con un 18%. Es decir, es el sector manufacturero y de alta tecnología los que explican buena parte de las exportaciones japonesas. Por otra parte el sector servicios de ese país, que efectivamente representa casi 2/3 partes del PBI está compuesto por algunas de las empresas más grandes del mundo y brinda servicios con alto valor agregado y desarrollo tecnológico. En cambio, el sector servicios en nuestro país es refugio para trabajos muy mal remunerados, con bajos niveles de productividad y con cobertura social inexistente. ¿Es lícito establecer una equivalencia como la que sugiere Benavides?
¿Por qué Roque Benavides se embarca en una afirmación de este tipo? ¿Por qué afirmar que el Perú ya no es una economía primario exportadora? En Otra Mirada venimos insistiendo hace mucho en la incapacidad que ha demostrado el actual estilo de crecimiento para desarrollar los distintos sectores de la economía nacional. El boom de las materias primas que se vivió en la última década ha supuesto ingresos adicionales a nuestra economía, pero no ha sido utilizado para iniciar una reconversión de esta, dirigiéndola hacia un modelo que genere por un lado una producción con mayor valor agregado y, por el otro, trabajos con mayor calidad. Basta ver como las cifras de crecimiento de la industria no primaria, la inversión en ciencia y tecnología o el número de trabajadores con acceso a la seguridad social para saber que casi nada se ha avanzado al respecto.
Producir estos cambios ciertamente exige un costo económico y ellos suponen un Estado capaz de captar y movilizar porciones significativas del excedente económico que generan los sectores más lucrativos del país, como por ejemplo, la minería para financiar otros. Captar dichos recursos adicionales es un elemento central de la lucha política y es uno de los temas que debería estar en juego cada vez que se producen elecciones. Basta observar, las presiones que las élites ejercieron contra Humala durante las elecciones y contra su equipo de gobierno a la hora de proponer el impuesto extraordinario a las empresas mineras.
Históricamente las élites peruanas se han articulado al mercado internacional a través de su participación en el sector primario. Durante la colonia fueron los metales preciosos, luego en la joven república el guano y el caucho. En este siglo han sido los minerales en general y en menor medida la harina de pescado los sectores a través de los que se produjo dicha articulación entre mercado global y élites. La contracara de esa articulación subordinada de nuestro país ha sido primero el mantenimiento de una estructura social donde las relaciones de servidumbre fueron moneda corriente hasta bien entrado el siglo XX y donde el trabajo asalariado fue una excepción. Actualmente esta se manifiesta con una economía altamente informal (los más optimistas ubican la cifra en 70%) y con una mano de obra con bajos salarios y menos derechos.
El actual estilo de crecimiento tiene claros ganadores: las empresas mineras o los grandes importadores son algunos de ellos. Decir que el Perú ya no es una “economía primario exportadora” es una forma de desviar la mirada fuera del problema principal. Total si ya somos como Japón, para que mover las cosas.
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