¿Solo por joder?

Esto que venimos señalando en este papel y en otros, sobre la inquietante reelección conyugal, pareciera no importarle a nadie, de acuerdo a las encuestas. Ergo, pienso que habrá que insistir en el tópico todas las veces que sea necesario. Porque a ver. Es perplejizante –y déjenme decirlo así- enterarse por el propio presidente Ollanta Humala que no van a definir nada respecto de la hipotética postulación de Nadine Heredia al 2016… solamente para fastidiar a lospolíticos. Que así se lo dijo a Nicolás Lúcar y a David Rivera en la televisión. No van a romper con el misterio solo por joder, o sea. Ese fue el mensaje. Así de taxativo e intransigente.

Y uno que ya está más o menos curtido en escuchar frases o reflexiones estrafalarias, vergonzantes, hilarantes, despreciables, y hasta alucinógenas, por parte de políticos emputecidos, qué les puedo decir, esta que les cuento igual me dejó con la boca abierta.

Es cierto que cada uno calla lo que le conviene y ataca por donde puede, por lo que hay quienes especulan que en realidad “la candidatura de Nadine” se trata de una fina estrategia para afianzar la popularidad del gobierno y de los militantes del nacionalismo. Es decir, están jugando con la expectativa del 2016 en aras de la unidad, pero la verdad de la milanesa, quédense tranquilos, es que Heredia no va a postular. Es pura teatralización, digamos. Como la actuación de la primera dama en el cortometraje Gemelas. Igualito.

Bueno. Es lo que señalan los apologistas de esta teoría, en forma reiterativa y con espíritu de vendedores de carros de segunda mano. Y todo esto, claro, en unclima de bizarría, ensayando gestualidades gamberras.

Pero ya saben. Vivimos en el Perú, donde la verdad nunca está de moda. Y encima somos regidos ahora por el gobierno de Humala, quien tiene la cualidad de ir siempre a contrasentido (que es una variante de ir a contracorriente), como ya lo ha demostrado varias veces. Pues es capaz de predicar el ideario de la Gran Transformación para luego trocarlo en la Hoja de Ruta y, poco más tarde, engrandeciendo el arte del birlibirloque, esa misma Hoja de Ruta puede convertirla nuevamente en la Gran Transformación, logrando que al final todos temamos que esto termine siendo una Transmutación de la Gran Puta. Aunque con Humala nunca se sabe qué es lo que nos espera.

No obstante, no dejo de preguntarme a qué responde toda la parafernalia que rodea a Nadine, quien incluso hace hasta de traductora de las cosas ambivalentes que dice el marido. Adónde va si no, digo. Porque para mí lo que va quedando más claro que el agua es que esa postulación va en firme. Y si es así, agárrense, pues me temo que la cosa viene a la argentina. Y a la bolivariana, que también. O como la sonrisa hipócrita del Fujimori de los noventas, con todas las consecuencias que aquello acarreó. Con aspiraciones continuistas, cambios en las reglas de juego, retrocesos institucionales, descarado abuso de poder, arponeos a la prensa, corrupción por todos lados, y el peligro de echar por la borda los pocos años de democracia que hemos vuelto a vivir. Es eso. Lo demás son eufemismos. La única manera de vacunarnos de esa amenaza es seguir presionando para que el régimen humalista descarte esa posibilidad. El silencio y la condescendencia con Humala, o con cualquier gobernante, si no se han dado cuenta todavía, solo sirve para incubar el mal.

Y si me apuran, esta indefinición sobre la reelección conyugal se me antoja eterna. Y extremadamente peligrosa.