Escribe: Wilder A. Sánchez Sánchez
Glorioso Ejército Árabe Sirio |
La Casa Blanca y el jefe formal del Imperio, Barack Obama, se rebelaron oficialmente como lo que son: unos viles terroristas. Este viernes 14 de junio el Premio Nóbel “de la Paz” hizo que uno de sus altos asesores saliera a anunciar que “el régimen de Bashar Al-Assad ha usado armas químicas, incluyendo el gas sarín” y que eso “implica haber cruzado las líneas rojas que han existido durante décadas en la comunidad internacional”. Esta patraña – de la que ya hemos tratado en otro mensaje – y que ahora ya “se oficializó”, es el falso pretexto o la “justificación” que utiliza el régimen imperialista de Estados Unidos para anunciar a todo el mundo que ha decidido enviar armas a los llamados “rebeldes” sirios, o sea, a los terroristas y mercenarios que están tratando de derrocar al Gobierno de Bashar Al-Assad.
¿Por qué Estados Unidos toma esta decisión? Muy simple: porque en días recientes el Ejército sirio ha logrado importantísimas victorias militares, ha aniquilado a centenares de terroristas y mercenarios y está a punto de obtener la victoria total sobre estas fuerzas. Para impedir esa victoria, el Imperio yankee decide intervenir de manera más directa y desesperada en favor de los terroristas y mercenarios a los que ya estaba financiando y apoyando política y logísticamente (aunque el sociólogo estadounidense James Petras asegura que hace tiempo que Estados Unidos les está enviando no sólo dinero sino también armas y que la OTAN está reclutando mercenarios de Colombia para actuar en Siria: véase más abajo).
Esta decisión del régimen imperialista yankee no sólo constituye una violación flagrante del derecho internacional, una violación descarada de la soberanía de un país, a cuyo Gobierno otro Estado quiere derrocar, sino que también revela la catadura moral de Obama y sus secuaces al decidir enviar armas a organizaciones terroristas para que asesinen a inocentes y se prolonguen la guerra y el sufrimiento que les han impuesto a Siria y al pueblo sirio. Sólo hay algo positivo en este anuncio: Obama y su régimen han terminado de quitarse la careta de “luchadores contra Al Qaeda y el terrorismo” y se han revelado como lo que son: amigos y socios de los peores terroristas. Como decíamos en otro artículo: en realidad los terroristas no sólo están en Siria degollando, matando y colocando coches-bomba sino que también están en la Casa Blanca, el Pentágono, el Departamento de Estado y en algunas capitales como Downing Street (Londres) y el Palacio del Elíseo (París), pues hace tiempo que David Cameron y Françoise Hollande vienen hablando descaradamente de enviar armas a “los rebeldes sirios” (eufemismo con el que nombran a los terroristas y mercenarios financiados y apoyados por ellos).
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