jueves, 27 de junio de 2013

TELEFÓNICA VIOLA DERECHOS DE USUARIOS


La odisea de un periodista para cambiar un celular malogrado en Telefónica

El cronista Marco Avilés contó los trámites que tuvo que hacer para que la empresa le devuelva el dinero por venderle un equipo que falló a los seis días de comprarlo.
La odisea de un periodista para cambiar un celular malogrado en Telefónica

El servicio de las empresas de telefonía es uno de los que más quejas recibe. Esta vez le tocó el turno al periodista Marco Avilés, editor de la revista Cometa, quien contó todos los problemas que pasó para cambiar un celular que compró en Telefónica Movistar‎ y se malogró a los seis días.
“Ventanilla 3 añade: No vamos a poder cambiar su equipo porque ya no hay stock en esta tienda. Sin embargo, en la tienda de Av. Camino Real hay 8 equipos en stock. ¿No necesito llevar algún documento para el cambio? No, toda la información está en el sistema, confíe. Y confío. Ese fue mi error. A las 3:45 llego a la oficina de San Isidro. Me acerco a Ventanilla 4. Me dice que no hay ninguna información en el sistema”, relató en su cuenta de Facebook .
Al pedir que se comuniquen con la tienda de Miraflores, le respondieron que no tenían cómo contactarse con ese local. El cronista se ofreció a prestarles su línea para que los trabajadores hagan la llamada.
Luego de varias horas en las que intentó cambiar el celular o que lo reparen, sin conseguirlo, la tienda cerró y tuvo que volver al día siguiente al local de Miraflores. El técnico de la empresa en un principio no quiso identificarse.
“Primero me pide que recoja mi dinero. Ventanilla 8 me dice que no tiene dinero en caja. Que espere a que la tienda venda algo. ¿Y si no venden nada?, le pregunto. Entonces no le devolvemos nada. Llamo a supervisora y le pregunto si se trata de una cámara escondida. Me dice que, mientras consiguen dinero, puedo poner mi reclamo. Gran libro de reclamaciones no tiene Internet”, añadió.
Añadió que la supervisora le confesó que desde el día anterior el libro no funciona y que ella había pedido, sin éxito, que lo reparen. Finalmente, Avilés tuvo que escribir su reclamo a mano, a pesar de que estaba enyesado.

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