El “Ecotevagate” que se ha traído abajo la prédica moralista que exhibía Alejandro Toledo, que le usó para fustigar al ex presidente Alberto Fujimori y el ex alcalde de Lima, Luis Castañeda, tendrá consecuencias insospechadas, que no solo serán de naturaleza política para su partido, Perú Posible; la alianza de gobierno con el “humalismo” y de la confianza ciudadana. Trascenderá inevitablemente al sector empresarial, cosa que nadie está tomando nota.
La sindicación mayúscula es la existencia de cerca de 17 millones de dólares en cuentas de la empresa relacionada con su suegra, Eva Fernenbug. Si este hecho se liga al hombre de Cabana, cosa que va suceder inevitablemente, la pregunta será: ¿Cuáles son las actividades que podrían haber generado transferencias fuera de la ley de tamaña cuantía? Por supuesto que no se va buscar respuestas en pequeños suministros de bienes y servicios; sino en los grandes emprendimientos que requirieron participación gubernamental en el período 2001-2006.
El recuento de la gestión del “toledismo” en relación a proyectos significativos no es difícil de hacer. Los sectores son: gas y petróleo, construcción de carreteras y pesca. Un investigador acucioso podrá identificar los casos donde podría pensarse en un favoritismo que necesitaba de ayudas de alto nivel. Con esto no quiero decir que los gestores de las obras grandes son culpables, pero que les van a levantar la alfombra va ocurrir de todas maneras.
Despliegue mediático que hará señalamientos habrá y respuesta en defensa también. Las agencias de prensa, los asesores de crisis y los que tienen la vocería mediática como oficio; van a estar ocupados. Más de una honra personal y reputación corporativa se verá mellada. Esto va generar turbulencia en tres sectores económicos que hoy están afectados y que están llamados a ser dinamizadores de nuestra economía que empieza a enfriarse.
Una variable más de dificultad para el “humalismo”, los radicales primigenios que lo acompañaron serán los principales críticos y exigirán sentencias. Una respuesta política de primer nivel se va requerir, para ello el relevo del mediocre premier Juan Jiménez y del timorato ministro de economía Luis Castilla se hará imperioso.
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