La Radio: Sostenible o Imaginable
por: Lic. Pedro M. Pérez Roque
Cuando surgió la radio, a inicio del siglo XX, como medio de comunicación masiva lo primero que puso en crisis fue a los medios de comunicación que en eses momentos existían pero cuando apareció la televisión muchos pensaron que en ese momento llegaba el ocaso del medio.
A la televisión le han seguido otros medios que refuerzan los criterios que ya la radio ha perdido la valía como medio. Son tantos los adelantos tecnológicos que certifican que si quieres oír música pues atributo que la radio fue acomodando ante oyentes que solo lo que querían era esa forma de recreación, pues aparecieron equipos sofisticados que permiten estar oyendo música y que admiten hasta que se haga la producción de lo que queremos escuchar independientemente del orden que tengan en la producción original.
Si entrar en más argumentos de los riesgos que el avance tecnológicos le pone a la radio quisiera compartir los compromisos que los propios creadores y directivos incitan ha este medio.
Pensar que el medio transita por una tradición de más de 80 años que lo hace invulnerable y que el talento acumulado en sus creadores permite su SOSTENIBLE existencia pero nada tan lejos de la verdad pues muchos males y vicios ponen a este tradicional medio que en una época colocó a los dueños de cine en la difícil situación que ante programas que coincidían con el horario de las puestas de las películas planificaran una pausas para que los cinéfilos pudieran escuchar los programas de radio o por el contrario no asistirían al cine.
Esos tiempos están sustituidos por otros que residen en imitar a otros medios con los mismo productos comunicativos, violentar los niveles de alcance del medio, sustraerse de los oyentes potenciales y hacer diseños para una audiencia hipotética sin que la sustente ningún rigor científico, desconocimientos de las características socio-culturales de la región geográfica que debe abarcar la señal, ignorancia de las necesidades que ese público, abarcado geográficamente, esperan del medio.
La radio en su misión de transmitir mensajes que deben despertar en el oyente un cambio de actitud o despertar el interés por conocer aun más de lo que se le ha ofrecido debe acudir como recurso a la seducción, lograr crear la representación idealmente de algo, crearlo en la imaginación. La imaginación, elemento clave para el discurso radial, abre múltiples posibilidades para el encuentro diario con el oyente. Entonces, lo mejor es pensar en una estructura de programación flexible y en cada programa emplear diversas formas de iniciar el programa, diferentes saludos y cierres, recursos, formas de abordar al oyente, recibir o despedir la intervención telefónica, presentar canciones, etc.
Un recurso muy utilizado en la mayoría de las emisoras y en los programas de esas emisoras es saludar a los oyentes, más que saludar es leer una lista de nombres que si el oyente conecta la radio cuando se ha empezado a comunicar no se sabe a que se refiere porque en muchas casos no se reitera que era lo que se pretendía. Ello obedece al argumento de con ello se atiende al oyente o es la expresión de las relación oyente-programa.
Mi apreciación sobre este tema difiere y creo que la atención o relación con los oyentes es servirle con la información útil, necesaria, esperada, orientada a conocer donde resolver sus problemas y no solo oírse aunque existan que solo eso es su aspiración.
La forma en que queramos hacer un programa la estructura no puede ser una camisa de fuerza; debe ser la posibilidad de tener pre-establecido el trabajo a realizar. En ello es un factor importante el nivel de preparación que se realice con el colectivo, que se tenga para cada emisión una estrategia y como se conducirá la táctica en cada minuto.
Cuando esto no se observa ponemos en peligro al medio, al programa y oímos con mucha frecuencia que ese programa es igual que otro. Desde luego se deja de cumplir con el principio de creatividad sostenida, búsqueda constante de elementos de interés para la audiencia, ejercitar el criterio de evaluación de cada puesta y sustituir o incluir aspecto que favorezcan e enriquezcan los contenidos.
A los oyentes de radio todo mensaje que reciba debe creer en él y en ello lo favorece muchos aspectos a la hora de comunicar: desde la forma en que le decimos, fundamental la profesionalidad del comunicador, la claridad del mensaje con un lenguaje claro sin inducir burdamente la reacción que se espera que asuma cuando los escuche; que tenga implícito un servicio de cualquier índole para el que lo recepciona; empatía con su realidad circundante, que denote respeto aun cuando se someta a juicio critico desfavorable cualquier aspecto de la sociedad donde se tenga relación; dejar en el oyente la posibilidad de una reflexión, no hacerla por él y básicamente procurar una relación recurrente con su entorno.
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