MENSAJE
DEL ARZOBISPO DE PIURA
CON
OCASIÓN DE LA
MARCHA
POR EL DÍA DEL NIÑO POR NACER
Queridos hermanos y hermanas:
Esta
multitudinaria marcha en la que hemos participado manifiesta una vez más que “Piura defiende la Vida”, que “Piura ama la Vida”, porque somos
concientes que la “Vida humana es
Sagrada” ya que en cada ser humano, en cualquier fase o condición de su
existencia resplandece un reflejo del mismo Dios, único Autor y Señor de la vida.
La Iglesia siempre proclamará el carácter sagrado e inviolable de cada vida
humana desde su concepción hasta su fin natural con la muerte y este juicio
moral vale desde el inicio de la vida de un embrión humano antes de que se implante
en el seno de su madre.
Algunos
en su afán de confundir dicen que la defensa de la vida humana que la Iglesia realiza
es un asunto confesional y que por tanto los católicos no tenemos derecho a
imponer a los demás nuestras creencias en este tema. Pero se equivocan o
mienten al decir esto. El derecho inviolable de todo ser inocente a la vida
desde su concepción, no es una verdad de fe, aunque reciba de la fe una nueva
luz y confirmación. Este derecho está inscrito en la misma naturaleza humana, y
por tanto se puede conocer por la razón y es común a toda la humanidad. Por
ello cuando afirmamos que la vida humana debe ser respetada y protegida de
manera absoluta desde el momento de la concepción, desde el primer momento de
la existencia, estamos hablando de un asunto de humanidad.
Si
la Iglesia hace suya la causa de los Niños por Nacer es porque “el hombre es el
camino primero y fundamental de la Iglesia”[1] y porque nada de lo humano
le es ajeno al Evangelio que Ella anuncia por mandato de su Señor (ver Mc 16,
15). La Iglesia no puede abandonar jamás a la persona humana, especialmente a
un concebido no nacido, a un Niño por Nacer, que es el más pobre entre los
pobres porque no tiene siquiera voz para defenderse, pero desde el vientre
materno nos grita: “Así como tú, yo
también tengo derecho a vivir”. Hermanos: La vida de los piuranos y
piuranas por nacer están en nuestras manos, están en tus manos. Por ello no callemos
nunca frente a los ataques contra la vida.
Quiero esta tarde, ante
todos ustedes, alertar al Perú entero que la industria del aborto, cuyos
millones de dólares alimentan las arcas de los abortistas y de sus activos socios
promotores, está nuevamente en acción en el Perú. Nada menos que el pasado Jueves
Santo, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) reclamó al
Gobierno Peruano la promoción del aborto en caso de violación e incesto. En
estos momentos en que hay peligro de guerra nuclear entre las Coreas, en que hay
hambre en África y otras regiones del mundo, en que hay guerras, terrorismo
mundial y otros gravísimos problemas internacionales, a la ONU le preocupa la
promoción del aborto en el Perú y además de manera desconcertante declara que
prohibir el aborto se equipara a la tortura.
Es un absurdo que un
Comité creado para velar por los más inocentes y vulnerables, así como por las
mujeres, esté ahora presionando al Gobierno Peruano para que “flexibilice” su
legislación sobre el aborto. Es inaudito e inadmisible que un organismo creado
para la defensa de los derechos humanos, siendo el derecho a la vida el primero
y más fundamental de todos ellos, abogue para que se legalice un crimen como el
aborto, más aún cuando la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones
Unidas, reclama la protección de los niños, incluso su debida protección legal,
tanto antes como después del nacimiento.
Se dirá que el pedido de la ONU es sólo para el caso de violación,
pero no olvidemos la experiencia de otros países como los Estados Unidos, donde
hace 40 años atrás en base a un solo caso de violación, y que además resultó falso,
terminó abriendo las
puertas al aborto en cualquier circunstancia y tiempo de gestación. Estemos
alertas y no permitamos que organismos internacionales, lamentablemente hoy en
día altamente ideologizados, nos hagan abdicar de nuestra soberanía y cambien
nuestro ordenamiento constitucional y legal, que protege al niño desde la
concepción al señalar claramente que “el concebido es sujeto de derecho en
todo cuanto le favorece”.[2] Por
ello hoy los convoco a defender siempre a los Niños por Nacer. A defenderlos de
los nuevos Herodes que hoy traman planes de muerte. No se puede separar el amor
por un pobre del amor por un hijo que no ha nacido. Nuestro compromiso hoy y
siempre es la defensa de la dignidad humana.
La vida humana es
siempre un bien, es siempre una buena noticia. La persona humana es digna de
ser amada por sí misma, independientemente de cualquier otra consideración como
inteligencia, belleza, salud, juventud, integridad, etc.
Cuidar la vida, ése
es el llamado de la Jornada de hoy. Para ello hay que redescubrirla en toda su
belleza. Se trata de cuidarla y de amarla como la cuidó Jesús: con compromiso y
entrega generosa. Se trata de cuidar y amar la vida en todas sus realidades y
dimensiones como nos ha pedido el Santo Padre Francisco: La de nuestros niños
que están por nacer, aunque apenas se les vea en una ecografía. La de nuestros
adolescentes y jóvenes, transmitiéndoles sobre todo en la familia los valores y
la fe que hacen verdadera, libre y bella la existencia humana. La de nuestros
ancianos, llenos de sabiduría y que lo han dado todo por nosotros, no
abandonándolos ni quitándonoslos de encima como si fueran una molestia, sino
dándoles nuestro amor tierno y agradecido. La del desconocido y el pobre, a
través de nuestra caridad afectiva y efectiva con él. La del que ha tomado el
mal camino, orando por su conversión, pidiendo la misericordia de Dios para él,
perdonándolo, dándole buen ejemplo. La de la belleza de la Creación, confiada a
la custodia del Hombre.
Sólo
siguiendo este camino encontraremos justicia, desarrollo, libertad, felicidad y
paz. Exhorto a los protagonistas de la política, de la economía y de la
comunicación social a hacer todo cuanto esté a su alcance para promover una
cultura siempre respetuosa de la vida humana.
Pidamos
a Dios Padre la gracia de cuidar toda vida, participando generosamente del amor
que llevó a su Hijo Jesucristo a entregarse por nosotros. Pidamos por nuestras
familias. La familia es absolutamente necesaria para cuidar, defender y amar la
vida porque en su seno es donde brota la vida con el don de los hijos y porque
ella está llamada a ser cenáculo de amor donde los esposos amándose con un amor
fiel y único enseñen a sus hijos a amar de verdad y así aprendan a relacionarse
amorosamente con Dios, consigo mismos, con los demás y con la creación.
A
la Virgen María, que acogió en su seno a Aquel que es la Vida misma, al Hijo de
Dios, el Señor Jesús, encomendamos la intención y el compromiso a favor de la vida
naciente.
Amén.
San
Miguel de Piura, 06 de abril de 2013
Vísperas
del Domingo II de Pascua
o de la Divina Misericordia
o de la Divina Misericordia
X JOSÉ
ANTONIO EGUREN ANSELMI, S.C.V.
Arzobispo
Metropolitano de Piura
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