sábado, 6 de abril de 2013

MENSAJE DE JOSE ANTONIO OBIZPO DE PIURA


MENSAJE DEL ARZOBISPO DE PIURA
CON OCASIÓN DE LA
MARCHA POR EL DÍA DEL NIÑO POR NACER


Queridos hermanos y hermanas:

Esta multitudinaria marcha en la que hemos participado manifiesta una vez más que “Piura defiende la Vida”, que “Piura ama la Vida”, porque somos concientes que la “Vida humana es Sagrada” ya que en cada ser humano, en cualquier fase o condición de su existencia resplandece un reflejo del mismo Dios, único Autor y Señor de la vida. La Iglesia siempre proclamará el carácter sagrado e inviolable de cada vida humana desde su concepción hasta su fin natural con la muerte y este juicio moral vale desde el inicio de la vida de un embrión humano antes de que se implante en el seno de su madre.

Algunos en su afán de confundir dicen que la defensa de la vida humana que la Iglesia realiza es un asunto confesional y que por tanto los católicos no tenemos derecho a imponer a los demás nuestras creencias en este tema. Pero se equivocan o mienten al decir esto. El derecho inviolable de todo ser inocente a la vida desde su concepción, no es una verdad de fe, aunque reciba de la fe una nueva luz y confirmación. Este derecho está inscrito en la misma naturaleza humana, y por tanto se puede conocer por la razón y es común a toda la humanidad. Por ello cuando afirmamos que la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción, desde el primer momento de la existencia, estamos hablando de un asunto de humanidad.

Si la Iglesia hace suya la causa de los Niños por Nacer es porque “el hombre es el camino primero y fundamental de la Iglesia”[1] y porque nada de lo humano le es ajeno al Evangelio que Ella anuncia por mandato de su Señor (ver Mc 16, 15). La Iglesia no puede abandonar jamás a la persona humana, especialmente a un concebido no nacido, a un Niño por Nacer, que es el más pobre entre los pobres porque no tiene siquiera voz para defenderse, pero desde el vientre materno nos grita: “Así como tú, yo también tengo derecho a vivir”. Hermanos: La vida de los piuranos y piuranas por nacer están en nuestras manos, están en tus manos. Por ello no callemos nunca frente a los ataques contra la vida.    

Quiero esta tarde, ante todos ustedes, alertar al Perú entero que la industria del aborto, cuyos millones de dólares alimentan las arcas de los abortistas y de sus activos socios promotores, está nuevamente en acción en el Perú. Nada menos que el pasado Jueves Santo, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) reclamó al Gobierno Peruano la promoción del aborto en caso de violación e incesto. En estos momentos en que hay peligro de guerra nuclear entre las Coreas, en que hay hambre en África y otras regiones del mundo, en que hay guerras, terrorismo mundial y otros gravísimos problemas internacionales, a la ONU le preocupa la promoción del aborto en el Perú y además de manera desconcertante declara que prohibir el aborto se equipara a la tortura.
Es un absurdo que un Comité creado para velar por los más inocentes y vulnerables, así como por las mujeres, esté ahora presionando al Gobierno Peruano para que “flexibilice” su legislación sobre el aborto. Es inaudito e inadmisible que un organismo creado para la defensa de los derechos humanos, siendo el derecho a la vida el primero y más fundamental de todos ellos, abogue para que se legalice un crimen como el aborto, más aún cuando la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, reclama la protección de los niños, incluso su debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento.

Se dirá que el pedido de la ONU es sólo para el caso de violación, pero no olvidemos la experiencia de otros países como los Estados Unidos, donde hace 40 años atrás en base a un solo caso de violación, y que además resultó falso, terminó abriendo las puertas al aborto en cualquier circunstancia y tiempo de gestación. Estemos alertas y no permitamos que organismos internacionales, lamentablemente hoy en día altamente ideologizados, nos hagan abdicar de nuestra soberanía y cambien nuestro ordenamiento constitucional y legal, que protege al niño desde la concepción al señalar claramente que “el concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece”.[2] Por ello hoy los convoco a defender siempre a los Niños por Nacer. A defenderlos de los nuevos Herodes que hoy traman planes de muerte. No se puede separar el amor por un pobre del amor por un hijo que no ha nacido. Nuestro compromiso hoy y siempre es la defensa de la dignidad humana.  
La vida humana es siempre un bien, es siempre una buena noticia. La persona humana es digna de ser amada por sí misma, independientemente de cualquier otra consideración como inteligencia, belleza, salud, juventud, integridad, etc.

Cuidar la vida, ése es el llamado de la Jornada de hoy. Para ello hay que redescubrirla en toda su belleza. Se trata de cuidarla y de amarla como la cuidó Jesús: con compromiso y entrega generosa. Se trata de cuidar y amar la vida en todas sus realidades y dimensiones como nos ha pedido el Santo Padre Francisco: La de nuestros niños que están por nacer, aunque apenas se les vea en una ecografía. La de nuestros adolescentes y jóvenes, transmitiéndoles sobre todo en la familia los valores y la fe que hacen verdadera, libre y bella la existencia humana. La de nuestros ancianos, llenos de sabiduría y que lo han dado todo por nosotros, no abandonándolos ni quitándonoslos de encima como si fueran una molestia, sino dándoles nuestro amor tierno y agradecido. La del desconocido y el pobre, a través de nuestra caridad afectiva y efectiva con él. La del que ha tomado el mal camino, orando por su conversión, pidiendo la misericordia de Dios para él, perdonándolo, dándole buen ejemplo. La de la belleza de la Creación, confiada a la custodia del Hombre.

Sólo siguiendo este camino encontraremos justicia, desarrollo, libertad, felicidad y paz. Exhorto a los protagonistas de la política, de la economía y de la comunicación social a hacer todo cuanto esté a su alcance para promover una cultura siempre respetuosa de la vida humana.
Pidamos a Dios Padre la gracia de cuidar toda vida, participando generosamente del amor que llevó a su Hijo Jesucristo a entregarse por nosotros. Pidamos por nuestras familias. La familia es absolutamente necesaria para cuidar, defender y amar la vida porque en su seno es donde brota la vida con el don de los hijos y porque ella está llamada a ser cenáculo de amor donde los esposos amándose con un amor fiel y único enseñen a sus hijos a amar de verdad y así aprendan a relacionarse amorosamente con Dios, consigo mismos, con los demás y con la creación.

A la Virgen María, que acogió en su seno a Aquel que es la Vida misma, al Hijo de Dios, el Señor Jesús, encomendamos la intención y el compromiso a favor de la vida naciente.

Amén.

 San Miguel de Piura, 06 de abril de 2013

Vísperas del Domingo II de Pascua
o de la Divina Misericordia

  X JOSÉ ANTONIO EGUREN ANSELMI, S.C.V.
Arzobispo Metropolitano de Piura    



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