lunes, 15 de abril de 2013

NADINE PRESIDENTA DE PERÚ

 
EL PLAN NADINE 2016 DEL SUPER AGENTE 86
Johnny Montalvo Falcón
 
 
Un risueño presidente Humala “acusa” al Super Agente 86 de ser el autor del supuesto Plan que busca la reelección conyugal a través de la postulación de la primera dama Nadine Heredia en la campaña electoral del 2016. Seguramente cuando era más joven el presidente gustaba de ver esa serie que parodiaba el actuar de los servicios secretos durante la denominada “Guerra Fría” (1949-1989), y por esa razón ironizó con el protagonista principal para restarle importancia a los rumores que circulan -cada día en voz más alta- acerca de la existencia del llamado PLAN ARENA que busca la instauración de un gobierno cívico-militar que tenga una duración de por lo menos tres décadas “para asegurar el crecimiento económico sostenido y lograr el ansiado desarrollo nacional con justicia social”, retomando el plan inicial de “La Gran Transformación”. Este supuesto “plan” ha sido negado por el Presidente y por el Premier con sarcasmo. Sin embargo, en ninguna de sus declaraciones han señalado que la señora Nadine Heredia NO postulará en el 2016. Estimado lector, observe bien el desenlace de nuestra nueva “tragedia” (el asesinato de nuestra Democracia) porque ya se están dando los prolegómenos.
 
Para comenzar quiero señalar que el mayor problema que existe en la actualidad, al haber elegido a un militar para presidente de la República, es que según la mayoría de nuestros Historiadores las Fuerzas Armadas (y sobre todo el Ejército) han sido desde el nacimiento de nuestra República un verdadero “Partido” (Basadre decía el único Partido real en el Perú hasta la fundación del APRA) con cuadros, organización y disciplina, y han representado un poder fáctico innegable durante toda nuestra historia republicana  por tener la legalidad del uso de las armas de guerra, es decir el uso de la “fuerza”. Por esta poderosa razón, el hecho de que las Fuerzas Armadas cuentan con efectivos dispuestos a obedecer a sus superiores, es que se han puesto límites a su “poder” estableciéndose constitucionalmente que “las Fuerzas Armadas no son deliberantes”. Todo esto obedece a razones históricas. El Perú durante el Siglo XIX tuvo dos marcadas etapas de caudillismo militar que perduró hasta el tercer militarismo del Siglo XX. Los golpes de Estado y el Autoritarismo, no la Democracia, han sido más bien la “constante” y no la “excepción” en nuestra vida política.
 
Fue precisamente en la última década del siglo XX donde se ha forjado una nueva forma de intervención del militarismo en la política nacional. Como se recordará, las Fuerzas Armadas fueron el principal soporte para el asesinato de nuestra democracia el 5 de abril de 1992 cuando los tanques salieron a las calles y el ejército persiguió, golpeó y humilló públicamente a muchos congresistas y políticos con el “apoyo” pasivo de la población que estaba harta de la corrupción y el desgobierno de los años ochenta. Los militares apoyaron la intentona de perpetuación en el poder de Alberto Fujimori por intermediación del autodenominado general “victorioso” Nicolás de Bari Hermoza. Sin el apoyo de este General del Ejército es muy poco probable que Fujimori y Montesinos se hubieran atrevido a dar su golpe de estado. Pero ¿por qué los militares apoyaron a ese General? ¿Por qué las Fuerzas Armadas se comprometieron tanto con el régimen Fujimorista? No sólo hubo “espíritu de cuerpo”, también estuvo presente un poderoso aliciente: los beneficios económicos que forman parte de pertenecer a la burocracia estatal en puestos claves de la administración pública. En el Perú los militares han estado más tiempo en el poder que los civiles y conocen mejor del manejo del “poder” que muchos de nuestros políticos. Su espíritu de cuerpo es “rapaz” cuando se trata de copar el aparato estatal. Ha sido así durante toda nuestra vida republicana. ¿Seguirá ocurriendo lo mismo con nuestro actual gobierno? En cualquier caso los periodistas deberían investigar más sobre los cargos públicos que estarían ocupando algunos militares en actividad y retiro en los diferentes Ministerios y organismos públicos.
 
Muchos analistas y también algunos periodistas consideran que es en el seno del Partido Nacionalista donde se estaría elaborando ya toda la estrategia para la campaña del 2016. Esto no es así. El Partido Nacionalista no existe como tal. Los militantes de base no tienen ninguna influencia en las decisiones de las juntas directivas y los “líderes” no son elegidos por las bases ni hacen vida partidaria, más bien cada uno cuenta con sus propias “portátiles”. Son estos “líderes” los que quieren que la pareja presidencial continúe en el poder porque es la única manera de que ellos puedan seguir usufructuando cargos públicos. Pero como ya lo mencione en un artículo anterior (“El Círculo del Poder”) el grupo más estrecho de Ollanta Humala lo conforman su grupo de coroneles y oficiales del Ejército en actividad y retiro que desde el 2011 viene trabajando estrechamente con el Presidente. En este grupo, destaca el coronel Adrián Villafuerte (según algunos medios trabajó para Montesinos durante el Fujimorato), que asesora al Presidente en temas de seguridad y defensa. Según algunos reportes periodísticos este Coronel recibe información privilegiada del MININTER y del MINDEF en todos los temas de interés público.
 
Si existiera algún “plan” que buscara la perpetuación del poder de la pareja presidencial, este plan no sería elaborado por el Partido Nacionalista (que no es reconocido por tener muchos “cuadros” de prestigio), sino por el círculo más íntimo de la pareja presidencial, donde podrían también estar incluidos algunos empresarios que buscarían beneficios económicos con la continuidad de los gobernantes. Al final negocios son negocios y la Democracia no es un “bien” que se pueda “consumir”. En cualquier caso, como ha sucedido a lo largo de toda nuestra Historia Republicana los golpes de Estado se planifican con anticipación y los ciudadanos jamás nos enteramos de ellos hasta el día en que suceden. Aunque haya una apariencia de legalidad, si es que en las elecciones del 2016 participara nuestra actual Primera Dama, se estaría concretando un golpe de Estado contra nuestra Constitución Histórica y el pueblo tendría el derecho y el deber a la insurgencia. En cualquier caso, las especulaciones y mal entendidos respecto a la candidatura de Nadine Heredia se podrían cortar por lo sano con un mensaje a la Nación del Presidente Humala ratificando su promesa (que dio antes de la segunda vuelta del 2011) de que no buscará la reelección ni la modificación constitucional para ello, así como aclarando de una vez por todas que su esposa no está usando los recursos públicos del Estado para, aprovechándose de este medio, poder llegar a postular a la presidencia el 2016. El “Súperagente 86” quedaría muy desacreditado y el “Plan Arena” se disolvería en el mar sí es que el presidente Ollanta Humala, honrando su palabra de militar, decide de una vez acallar las suspicacias con una simple frase: “mi esposa no postulará a las elecciones en el 2016”.

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